Anjana
La anjana (de jana, antiguo nombre con que se designaba a las hechiceras durante la Edad Media) es un personaje fantástico, referido por el costumbrista Manuel Llano en el primer tercio del s. XX como parte de la mitología cántabra.Este autor recoge en su obra cuentos que dice haber oído a pastores y gente del campo (transcritos en asturleonés) relativos a la anjana en los valles de Santillana, Valdáliga, Rionansa, Lamasón, Polaciones, Cabuérniga, Aras, y Meruelo.Visten una fina y larga túnica blanca que cubren con una capa azul, y en sus manos llevan una vara de fresno, espino, o una pica dorada, con la que golpean la tierra, el agua, u otros objetos para hacer sus encantamientos.Cuando pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han merecido y si se las invoca pidiendo ayuda, ellas la prestarán, si quien la pide es buena persona, pero también castigan a quien obra mal.La anjana está íntimamente relacionada con seres mitológicos como las xanas (mitología asturiana y leonesa), las lamias,[3] las mouras (mitología gallega),[4] Mari y Mairu (mitología vasca) y las encantadas,[5] de hecho una y otras, en esencia, son versiones diferentes de la misma narración pero adaptadas a entornos culturales particulares.