Roberto tomó el trono de Nápoles mientras su sobrino estaba ocupado ganando en Hungría.
Con la aprobación del papa Clemente VI, Juana fue coronada como única monarca de Nápoles en 1344.
Temiendo por su vida, Andrés escribió a su madre Isabel que pronto huiría del reino.
También le dio a Andrés un anillo que se supone lo protegería de envenenamientos.
Ella había viajado a Aviñón a pedir el perdón papal por su implicación en el asesinato de Andrés y posteriormente se había casado tres veces más desde la muerte del príncipe húngaro.