Su padre, les enseñó personalmente las primeras letras y le inculcó tenacidad, el amor por las letras, la disciplina y el deseo de aprender un oficio; los hizo memorizar un largo discurso patrio.
Anacleto anhelaba ampliar horizontes a través de la cultura e inició con notable aprovechamiento los estudios.
La misión fracasó, no así su entusiasmo por participar en la nueva conformación social, afiliándose, por entonces, al Partido Católico Nacional.
[cita requerida] Al llegar a Guadalajara, se sumaron al contingente de Antonio Delgadillo alteños acaudillados por el sacerdote y coronel Miguel Pérez Rubio, quien había bautizado a Anacleto.
Las actividades de la ACJM no tardaron en llegar a grupos cada vez más numerosos.
Luchó desde esta tribuna contra los atropellos anticlericales ante la débil resistencia opuesta hasta entonces por los fieles católicos.
Publicó por estos días su primer libro, "Ensayos", una colección de discursos y conferencias, prologadas por Efraín González Luna.
Ese mismo año, una enmienda a la Constitución Federal declaró inválidos los créditos escolares expedidos por planteles académicos no reconocidos por el Estado.
Eligió esto último; una a una, revalidó las asignaturas dispuestas por los planes de estudio oficiales.
Cinco años invirtió en acreditar con nota suprema todas las materias requeridas para obtener el título de abogado, reconocido por las autoridades estatales.
Durante los cuatro años que anteceden a su matrimonio todos los días recibió –Concha– una encendida esquela de su enamorado.
González Flores increpó al gobernador del Estado, general Manuel Macario Diéguez, quien desde el balcón del Palacio de Gobierno había pretendido desentenderse de la multitud dirigiéndoles unas pocas y virulentas palabras.
En los primeros meses de 1919, el gobierno del Estado se vio forzado a derogar, por presiones, los controvertidos decretos.
Es recordado por figuras tales como Efraín González Luna, Agustín Yáñez, Antonio Gómez Robledo, Heriberto Navarrete y Jorge Padilla, entre otros.
Anacleto, fue un ávido lector de autores del viejo mundo como Shakespeare, Rolland, Ibsen, Nietzsche, Rodó y otros.
Con todo, la huérfana sostenida por la caridad de los Camacho Moya no estaba destinada a ser la esposa que esperaba.
A los reproches de su esposa respondía con mesura; sus palabras más que indignación expresaban cariño y tolerancia.
Las poblaciones se dividieron en parroquias, zonas y manzanas, cada cual con sus respectivos jefes, todos coordinados por Anacleto.
Las mujeres, elemento humano tradicionalmente pasivo en la vida pública, ajeno al quehacer social y político, se organizaron en las Brigadas femeninas, con resultados inesperados.
En mayo de 1925, la Santa Sede condecoró a Anacleto con la cruz Pro Ecclesia et Pontífice.
González Flores fue un ideólogo de esa lucha donde se satanizaba la revolución, en particular la mexicana, como parte de una trilogía, que propagaba, era necesario destruir a la masonería, el judaísmo y el protestantismo.
Desde la capital del Estado, en refugios solo conocidos por unos cuantos, Anacleto se enteraba de las acciones, distribuía los recursos y exhortaba a la unidad.
Días antes había encontrado refugio en la casa de la familia Vargas González, en calle Mezquitán 405,[6] Guadalajara.
Tras cuidadosas pesquisas, los agentes del gobierno supieron su paradero y planearon aprehender en un solo acto a algunos católicos representativos.
Yáñez, Gómez Loza y Navarrete, puestos a salvo oportunamente, no fueron tomados presos, aunque este último lo sería en la Ciudad de México.
Los hermanos Florentino, Jorge y Ramón Vargas González fueron trasladados al Cuartel Colorado; Anacleto a la Dirección General de Operaciones Militares; a las mujeres se les encerró en la que fuera Casa Episcopal, convertida ahora en Inspección de Policía.
Una vez identificados, se remitió a los Vargas González al Cuartel Colorado.
Un numeroso grupo de personas se agrupaba en las calles aledañas al Cuartel Colorado.
En 1929, durante el interinato del presidente Emilio Portes Gil, se le degradó.
Fue candidato a la "Medalla Belisario Domínguez" que otorga el senado mexicano, en año 2015.