Luchó en la guerra cristera antes de ordenarse sacerdote y es autor del libro de memorias: «Por Dios y Por La Patria».
En 1920 ingresó a la ACJM (Asociación Católica de la Juventud Mexicana) siendo amigo cercano del licenciado Anacleto González Flores, beatificado por la Iglesia católica.
Se incorporó a las filas de los católicos insurrectos en septiembre de 1927 hasta julio de 1929 fue asistente del General Enrique Gorostieta Velarde.
Ese año se integró a la vida civil en la Ciudad de México, por consejo de un General en su natal Guadalajara, que de quedarse a vivir ahí, sería ejecutado en venganza por gente cercana al Gobierno de Plutarco Elías Calles.
Fue rector de la Escuela Carlos Pereyra, un colegio jesuita en Torreón, de 1954 a 1960.