Ámpelo

Las Moiras concedieron a Ámpelo una segunda vida como parra (en otra versión, es el propio Dioniso quien transforma al joven sátiro en un racimo de uvas), de la que Dioniso prensó el primer vino y se lo regaló a los hombres (o creó, según otra variante, el vino de su sangre).Los dos vivían entre los sátiros y silenos por el río Pactolo en Frigia o tal vez Lidia (Nono a menudo confunde las dos regiones de la actual Turquía).[2]​ Para atraer la atención de su amante, Ámpelo montaba cabalgando a tigres, osos y leones.Intuyendo en la aparición un presagio del destino que aguardaba al joven, el dios estaba a punto de llorar por la futura pérdida, cuando ante la visión de la sangre que enrojecía la piedra del altar, anunció el don del vino, y se echó a reír de alegría.El animal, desbocado, arrojó por los aires a Ámpelo, lo corneó y lo lanzó contra las rocas, hasta que la cabeza se separó del cuerpo.Dionisio, en su desesperación, rociaba la herida con ambrosía, la comida de los dioses, cuya suavidad luego se pasa al vino.Ovidio, además de especificar que Ámpelos era el hijo de un sátiro y una ninfa, cuenta una versión diferente del mito: Dionisio y su favorito vivían en las montañas Ismari, en Tracia.
Mosaico del Triunfo de Baco , fines del siglo II - III con el sátiro Ámpelo. Museo Arqueológico Nacional (España) .