Alfarería en la provincia de Salamanca

También es interesante reseñar los fondos de las colecciones del Equipo Adobe,[4]​ o las piezas reunidas en el Museo de Artes y Tradiciones Populares por Guadalupe González-Hontoria.

[6]​[a]​[7]​ Ya mediado el xx, destaca el estudio de los alfares salmantinos publicado por Luis Cortés Vázquez, que orientaría los subsiguientes trabajos de ámbito nacional, en especial los trabajos de campo realizados entre 1960 y 1978 por etnólogos alemanes y Natacha Seseña.

En las postrimerías del siglo xx el crecimiento del mercado turístico facilitó la recuperación de la actividad alfarera y el diseño cerámico de cacharrería para uso decorativo.

Tanto el proceso como el resultado son similares a la cacharrería vidriada de Salvatierra.

Anota Abraham Rubio Celada, que las tinajas de Cantalapiedra (las mayores con capacidad para doce cántaros, fabricadas de una pieza, por el sistema de urdido y con terminación lisa) fueron muy apreciadas por el ceramista Daniel Zuloaga, que «las compraba y decoraba luego como si fueran piezas antiguas».

Jarras, botijos de filigrana y toritos decorados, de la alfarería esmaltada de Alba de Tormes, en la feria de alfarería de Zamora, en 2012.
Cerámica de Cespedosa de Tormes