Al respecto, Arturo Ambrogi expresaba: «Pocas veces he visto un lector tan tremendo como Alberto».
Escribió una serie de artículos conocidos colectivamente como "El mínimo vital" (1928-1929) en los que pedía alimentación, vivienda, vestido, educación, trabajo, recreación y justicia adecuadas para todos los salvadoreños.
Masferrer rápidamente se dio cuenta de que la administración de Araujo era corrupta e impotente para llevar a cabo reformas reales y se autoexilió en Guatemala.
En su juventud, Masferrer mostró una sensibilidad excepcional hacia los problemas sociales que encontró en toda Centroamérica.
Sus ideas básicas, presentes en su forma más rudimentaria en su primera obra, Niñerías (1892), se fueron perfeccionando a lo largo de las siguientes cuatro décadas.
[2] Como escritor, su obra se caracterizó fundamentalmente por tratar temas sociales,[9] exigiendo un mínimo de derechos para cada persona, dignificando al ser humano a través del uso de palabras fundamentalmente duras, polemizando sobre las costumbres socialmente aceptadas.
Su pensamiento es parte de un amplio movimiento antipositivista que floreció en América Latina en las primeras décadas del siglo XX.
Sus ideas revelan una fuerte afinidad con la Iglesia Católica Romana después de la Rerum Novarum, la encíclica papal de 1891 que rechazó tanto el capitalismo como el socialismo como caminos para el desarrollo humano.
Masferrer fue un reformador que no buscó derribar todo el orden social; simplemente quería librarlo de sus peores abusos.