Agustín Iranzo y Herrero

Posteriormente se trasladó a Murcia, donde al parecer actuó como mozo de coro y violinista.

En cambio el cabildo de la ciudad, que financiaba la capilla de música y por lo visto tenía prerrogativa en la elección del maestro, eligió a Iranzo por siete votos frente al único voto para Soriano.

El capítulo eclesiástico no aceptó la votación de la ciudad y alegó que Iranzo era seglar, que el cargo había sido de un eclesiástico desde tiempos inmemoriales.

En el fondo la disputa era entre la ciudad que prefería un compositor más de estilo moderno y la iglesia, que prefería un compositor más tradicional, aunque fuese mediocre.

El cabildo no tenía interés en realizar unas oposiciones, puesto que ya se había decidido por Iranzo, a pesar de estar casado y tener familia, pero esto da a entender el interés que levantaba la plaza.

Resulta por tanto extraño el reducido sueldo que se le dio al maestro: 250 ducados y 30 fanegas de trigo.

El cabildo sabía que era un sueldo reducido y cuando el maestro solicitó permiso para viajar a Alicante en enero de 1781, para atender a su esposa y familia, se lo aumentó otros 100 ducados.

Su estancia en la catedral accitana le permitió conectar con los músicos de Andalucía Occidental.

En la tercera carta defienda la teoría musical española y a sus músicos: «Cosa es bien notoria que en toda Europa, que los compositores y maestros de capilla españoles poseen con el mayor magisterio cuantos primores encierra en arte de la Música».