Francisco Antonio Gutiérrez
Su educación musical la recibió en la Catedral como infante del coro o colegial, bajo el magisterio de José Ramón Gargallo.Las oposiciones se realizaron a distancia, enviando cada uno de los siete candidatos un villancico y un motete.Se le concedieron quince días; el 2 de marzo informó al cabildo segoviano que había sido nombrado maestro de La Encarnación y el 21 se despidió.Capdepón Verdú lo caracteriza por «su orquestación intenta explotar las posibilidad expresivas y tímbricas de los respectivos instrumentos; la amplia gama de matices dinámicos, indicados por el propio compositor, así como el equilibrio entre lo vocal y lo instrumental, muestra asimismo la preocupación de compositores como Gutiérrez por adaptar su lenguaje musical a la corriente clasicista imperante en Europa».[1] En el pliego de villancicos de Navidad de 1783, compuesto al parecer durante su estancia en Segovia, el último villancico es para los infantes del coro e imitaba el canto del gorrión, el pavo, la golondrina, el grajo, el cuclillo, la gallina, el papagayo, la paloma, el pollo, el gallo, la cotorra y el zumbido del abejorro.El villancico termina con la copla:[2] Solo: Yo que despierto me hallo, Avisaré, pues soy gallo, Que es hora de mi misa, Pues ya oí: Quiquiriquí, quiquiriquí.Entre ellos, seis misas, tres credos, tres magníficats, dos himnos (Ave Maris Stella, Te Ioseph celebrant), catorce lamentaciones, diversos otros salmos, misereres, villancicos al nacimiento, al Santísimo y a la Inmaculada, arias y otras composiciones.