Acuerdo de Castronuño

[1]​[2]​ Tras la derrota de los infantes de Aragón en la guerra castellano-aragonesa de 1429-1430 se afianzó la posición del condestable don Álvaro de Luna en la corte castellana, pero pasados unos años una facción de la nobleza pasó a oponerse al poder casi absoluto que llegó a alcanzar gracias a la confianza que había depositado en él el rey Juan II.

A mediados del mes siguiente los nobles sublevados se apoderaban por sorpresa de Valladolid, lo que llevó al rey Juan II a pedir la intervención del infante de Aragón don Juan, rey consorte de Navarra.

También se pactó que la Corona castellana pagaría a los infantes de Aragón una cantidad de dinero por los bienes que les habían sido confiscados en 1430.

Todos los clanes aristocráticos de Castilla: los Enríquez, Velasco, Stúñiga, Pimentel, Manrique, Mendoza o Quiñones aparecen unidos en una Liga conjunta».

Ante esta actitud del rey Juan II el rey de Navarra abandonó la posición de mediador que había mantenido hasta entonces y se sumó al bando de la Liga nobiliaria.