Ya durante el reinado de Enrique III de Castilla tuvo importantes participaciones y ambiciones políticas, que llegaron a costarle la prisión por orden de Enrique III al estar involucrado en el asesinato del obispo Juan Serrano.
Desde ese momento se acercó poco a poco al servicio regio, con quien colaboró numerosas veces, anteponiendo siempre su propio interés.
[2] Finalmente fue absuelto por el rey, pero estuvo retirado durante algunos años de la política.
Volvió a finales de los años treinta del siglo XV, y su principal objetivo fue alcanzar la sede primada de Toledo, para lo que no dudó en acercarse al rey o a los infantes de Aragón según fuese más conveniente.
Finalmente, logró la sede primada en 1442, ocupándola hasta su muerte en 1446.