Abadía de Saint-Guilhem-le-Désert

Pronto se convierte en una etapa ineludible de la rama del Camino de Santiago que atraviesa Arlés acudiendo a ella los peregrinos para venerar el trozo del Lignum Crucis dejado junto con otras reliquias sagradas por su fundador Guillermo I el Santo.

A comienzos de ese mismo siglo bajo el mandato del abad Pierre I se había procedido a reconstruir íntegramente la abadía, siguiendo el estilo románico que imperaba en aquella época.

Nacionalizada durante la Revolución francesa se conserva la iglesia con carácter parroquial, pasando el edificio principal a desempeñar diversas funciones como fábrica de hilos o curtiduría.

De él destaca su amplio ábside (cierra la nave principal así como el largo de las dos laterales a su vez cerradas por absidiolos) que presenta 18 hornacinas y llamativos contrafuertes exteriores.

Esta división en dos niveles se usaba para separar a monjes y devotos, pudiendo accederse a unas tribunas especiales en el transepto (colocadas en el siglo XV) únicamente por la parte de arriba (la reservada al clero).

Se conserva también la fachada principal con su torre-campanario y el portal de medio punto que da acceso al nártex.

Altar de San Guillermo.
Restos de la cripta prerrománica descubierta bajo el presbiterio.
Claustro reconstruido en The Cloisters Museum de Nueva York.