Añil es la denominación tradicional de las variedades oscuras y profundas del color azul; antiguamente se le llamaba también glasto.
[4] «Índigo» deriva del latín indĭcus, ‘de la India’, debido a que este colorante se importaba desde allí.
Esta es la coloración índigo específica, aunque también se le ha llamado, inespecíficamente, añil y glasto.
La primera mención occidental del tinte de índigo se debe a Vitruvio en el siglo I a. C., en tanto que el proceso de elaboración de la pasta colorante en India fue descrito por Marco Polo; en esa región el índigo se usa desde el 2000 a. C., como tinte y como pigmento.
En la región se produjo índigo natural hasta mediados del siglo XIX, momento en el que comenzaron a descubrirse y fabricarse industrialmente los colorantes sintéticos en Europa.
En general, la obtención de índigo de plantas del género Indigofera ha estado restringida a las regiones cálidas del planeta (salvo en los casos de exportación del colorante), mientras que en las zonas más frías se recurrió a otras plantas, como el glasto (Isatis tinctoria) y Polygonum tinctorum.
[2] El químico alemán Adolf von Baeyer obtuvo la primera síntesis de índigo artificial en 1880, y la perfeccionó en 1883 tras una larga investigación sobre el benceno,[2] lo que le valió un premio Nobel en 1905, a pesar de que su método no producía un índigo suficientemente barato como para reemplazar al natural.