Ese brillante porvenir se complica con la aparición de la señora Cheveley, "una mujer con un pasado", cuya reputación no es intachable, que somete a chantaje a Sir Robert Chiltern: o bien la ayuda en otra operación deshonesta o bien revelará su secreto, provocando un escándalo que lo cubrirá de infamia.
De hecho, finalmente ella se entera, porque Robert no cede al chantaje y la señora Cheveley se apresura a contar a Lady Chiltern lo que sabe.
Para Lady Chiltern, su matrimonio se basa en que ella tenga un "esposo ideal", es decir, un esposo modelo en la vida pública y privada a quien pueda adorar; por lo tanto, Sir Robert debe permanecer intachable en todas sus decisiones.
Sir Robert cumple con los deseos de su dama y aparentemente sella su destino.
También hacia el final del Acto I, Mabel y Lord Goring se encuentran con un broche de diamantes que Lord Goring le regaló a alguien hace muchos años.
Después de terminar su conversación con Sir Robert, Goring entabla bromas coquetas con Mabel.
Cheveley aparece, inesperada, en busca de un broche que perdió la noche anterior.
Lord Goring luego revela cómo el objeto llegó a su posesión.
Al parecer, la señora Cheveley se lo robó a su prima, Mary Berkshire, hace años.
Para evitar el arresto, Cheveley debe cambiar la carta incriminatoria por su liberación de las esposas disimuladas en la joya.
Sin embargo, después de que Lord Goring obtiene y quema el sobre, la Sra.
Lord Caversham informa a su hijo que Sir Robert ha denunciado el asunto del canal argentino ante la Cámara.
Cuando Sir Robert se niega a conceder a Lord Goring la mano de su hermana, pues sigue creyendo que está comprometido con la señora Cheveley, Lady Chiltern se ve obligada a explicar los acontecimientos de la noche anterior y la verdadera naturaleza de la carta.