Su debut sobre un escenario se produjo en 1892 cuando solamente contaba con siete años de edad en la Compañía Novedades donde su padre era primer actor y director.
A partir de ese momento inicia una trayectoria teatral ininterrumpida que le lleva, sucesivamente, por las Compañías del Teatro Martín, Ernesto Vilches e Irene López Heredia hasta formar la suya propia.
En cine debuta en 1915 y mantiene apariciones muy esporádicas hasta una vez finalizada la guerra civil española, destacando en ese periodo previo su actuación en Nobleza baturra (1935), de Florián Rey.
Finalizada la contienda, retoma su carrera cinematográfica, muy prolífica durante la década de los 40, en las que se suceden títulos notables, casi siempre comedias a las órdenes de Juan de Orduña o Rafael Gil.
En las que interpreta un prototipo de personaje entrañable y bonachón que lo convirtió en uno de los actores españoles más populares del momento.