[2] Sus inicios en su tierra natal se remontan a la primera década del siglo XX trabajando sobre los escenarios, aunque pronto debuta en el cine, rodando seis títulos entre 1911 y 1924 (entre otros El Fantasma del Castillo, La Mano y Deuda Pagada).
Sin embargo, sus grandes éxitos se los debe al teatro.
Compartió también escenarios con Enrique Borrás y durante una veintena de años consiguió alzarse con el respeto del exigente público madrileño en los teatros Lara y de la Comedia.
Como actriz se ha señalado de ella su elegancia y buena dicción.
[2] Tras la muerte de su marido en 1940, regresa a Cuba, donde culmina su carrera trabajando en la radio y la televisión cubanas.