Es decir, una persona de origen humilde que rápidamente ha ganado riqueza o una posición social influyente; un nouveau riche («nuevo rico»).
Napoleón III planeó casarse con las realezas sueca y alemana, pero no tuvo éxito por ser advenedizo.
Muchos advenedizos estadounidenses llegaron allí como inmigrantes pobres y luego ascendieron en la escala social.
Tal ejemplo podría ser John Jacob Astor, cuya familia una vez desolló conejos para ganarse la vida.
Otro ejemplo fueron las clases obreras en Argentina, que durante el primer gobierno peronista vieron multiplicado su poder adquisitivo pudiendo así avanzar en la llamada «movilidad social ascendente» gracias a las políticas de expansión de la educación y del trabajo industrial más los derechos conquistados, como por ejemplo las vacaciones pagas, el aguinaldo, el salario mínimo, licencias por enfermedad, etc.[4] En el siglo XIX, la aristocracia francesa veía a las mujeres judías que se convirtieron al cristianismo después del matrimonio como advenedizas.