Al mismo tiempo, creaban una disciplinada organización para obtener el mayor rendimiento de las percepciones.
[8] Había cuarenta fermiers généraux, excepto entre 1756 y 1780 que fueron sesenta.
Al tiempo que consiguieron inmensas fortunas, se ganaron una pésima reputación de estarlo haciendo a costa del reino.
Sus agentes, apoyados por la justicia y la policía real, eran vistos como exactores tiránicos por la población.
[12] Por el contrario, un contrabandista como Louis Mandrin,[13] que se les enfrentaba, era visto como un héroe popular.
Algunos se vieron involucrados en escándalos financieros, destacadamente el posterior al estallido de la "burbuja" del sistema Law (1720).