Se cristalizó como tipología en la Francia en el siglo XVII, en especial en París, pero fue variando compositiva y funcionalmente a lo largo del tiempo.Hasta finales del Antiguo Régimen, la palabra francesa hôtel tenía varios significados, sin embargo, en esa época apareció el retrónimo hôtel particulier para designar específicamente a estas mansiones privadas.No obstante, en la Francia de la Edad Media el vocablo hôtel también pasó a designar algunos edificios de carácter público como:[4] Luego, en los siglos XIII-XV, se impuso gradualmente para designar una residencia principesca en oposición al palais (palacio real) o a la simple maison bourgeoise (casa burguesa).Así, el médico inglés Martin Lister, en su obra A Journey to Paris In the Year 1698, ya observaba que «hay una gran cantidad de hôtels en París, es decir, de albergues públicos donde se alquilan apartamentos.[6] Por lo tanto, se tenía en cuenta el uso del término hôtel para designar una gran mansión urbana.Solo al final del Antiguo Régimen, apareció la expresión hôtel particulier, una suerte de retrónimo que se hizo necesario para diferenciar claramente estas grandes mansiones del resto de significados.Su propietario, Jacques Cœur, un rico comerciante de Bourges que había viajado mucho, particularmente en la Italia del Quattrocento, vio en sus viajes muchas innovaciones arquitectónicas que usó en el diseño de su propia mansión.También durante este siglo la construcción de hôtels viviría una importante popularización, pues empezaron a ser construidos incluso por medianos y pequeños burgueses (como el hôtel para el arquitecto Philibert de l'Orme).1485-1566) presentó por primera vez molduras antiguas en el portal del hôtel de Bagis.[9] También el château campestre experimentó su particular transformación tipológica y artística, como por ejemplo el castillo de Azay-le-Rideau, que no solo se construía con un nuevo lenguaje renacentista sino que, además, no era propiedad de un gran señor, sino de Gilles Berthelot, un funcionario enriquecido que se convirtió en tesorero del rey Francisco I.Gentes de todas clases sociales aspiraban a construir su hôtel en la gran ciudad, desde pequeños burgueses, ricos funcionarios o incluso grandes señores del reino, como el cardenal Richelieu que construyó su inmenso Palais-Cardinal en medio París.Lentamente, la aristocracia y la alta burguesía empezaron a abandonar el ya densamente poblado Marais y a trasladarse, buscando nuevas áreas para construir sus hôtels, al oeste, allá de la viejas murallas de Luis XIII.Estas nuevas zonas sin apenas construir permitieron la edificación de amplias residencias con extensos jardines en la parte posterior.Tampoco hay que olvidar los hôtels de otras ciudades francesas, como por ejemplo el Temple du Gôut (1753-1754) en Nantes.Al contrario de los palazzos italianos o de las residencias nobiliarias centroeuropeas, el hôtel no se construía alineado a la calle, sino que se retiraba anteponiendo un patio: es el esquema denominado «entre cour et jardin» ('entre patio y jardín').La Chaussée d'Antin (literalmente "El Camino [del Duque] d'Antin") vivió una auténtica fiebre especulativa en las siguientes décadas, poco a poco las antiguas granjas y descampados dieron pasó a nuevas calles y zonas urbanizadas.[4] Pasada la Revolución Francesa, la fiebre constructiva de hôtels particuliers (como se les empezó a llamar entonces) no reapareció.Los napoleónidas y la nueva élite imperial prefirieron habitar en antiguos hôtels que fueron suntuosamente redecorados, como el Hôtel de Beauharnais.La cour d'honneur trasera, al contrario que en el Hôtel Thélusson, sí que tenía un uso ceremonial, un pasaje bajo el jardín conducía a los carruajes directamente de la calle al patio, en donde descendían los visitantes.Paralelamente, hubo un auténtico mercado de viejas boiseries, compradas por ricos burgueses para decorar sus nuevas residencias y, en algunos casos, vendidas a millonarios americanos.En 1896, el dandy y aristócrata Boniface de Castellane, casado con una rica heredera americana, empezó a construir su hôtel particulier en la Avenue du Bois-de-Boulogne.