De este primer palacio solo se conserva hoy en día la puerta fortificada con sus torrecillas dando a la rue des Archivess, único vestigio aún visible de la arquitectura privada del siglo XIV en París.
En el siglo XVII, el palacio se convierte con María de Guisa en una alegre plaza parisina: se celebran fiestas reales, que Pierre Corneille y Marc-Antoine Charpentier, entre otros, honraban con su presencia.
El príncipe obtenía la mayor parte de su inmensa fortuna en los favores directos que Luis XIV prodigaba a su mujer.
Su nieto, Charles de Rohan-Soubise, le sucede y disfruta del palacio hasta 1787.
De 1846 a 1866, se instala en el palacio la École des Chartes.
La primera construcción, llamada hoy en día “depósitos Luis Felipe”, fue edificada en la prolongación este del hôtel de Soubise.
El acondicionamiento interior responde a una preocupación naciente de buena conservación.
Poco después de que la construcción del “ala Luis Felipe” estuviese terminada, la institución vuelve a quedarse pequeña.
Esta nueva construcción prolonga el pabellón en ángulo del ala Luis Felipe y es conocida actualmente como “depósito Napoleón III”.
Hizo falta llamar al célebre arquitecto Germain Boffrand que completa la hilera de salones con un pabellón oval permitiendo a cambio la articulación con los apartamentos privados del ala norte.
Hoy, solo una parte de los salones pueden ser devueltos a su esplendor, los otros han sido destruidos y el mobiliario original ha desaparecido.
La de la derecha daba acceso a los apartamentos del príncipe en el siglo XVIII.
Está cubierta de boiseries inspiradas en los proyectos del escultor adornista Jacques-Louis Herpin.
Estas boiseries están hoy en día ocultas tras las molduras de exposición.
Hoy en día, esta pequeña sala se emplea regularmente para conciertos y jornadas de estudios.
Para acceder a los apartamentos de la princesa en la primera planta, hace falta subir una gran escalera reconstruida en 1844.
Entre 1808 y 1865, la sala de guardias alberga momentáneamente el Trésor des Chartes.
Desde 1970, esta gran sala sirve para acoger las exposiciones temporales de los Archivos Nacionales.
Esta sala conserva un molde de su cornisa decorada en los ángulos con relieves representando las cuatro partes del mundo.
La decoración de las boiseries es atribuida al escultor adornista Jacques Verbeckt.
A los lados, los grupos en estuco blanco fueron esculpidos por Nicolas Sébastien Adam.
Las sobrepuertas representan Las Gracias presidiendo la educación del amor (Boucher, 1738) y Minerva enseñando a una joven niña el arte de la tapicería (Trédières, 1737).