Tras las atrocidades e intensas emociones allí vividas, el mundo que le rodeaba dejó de tener interés para él, y se aventuró a buscar otras realidades, recurriendo a sabidurías y leyendas ocultistas prohibidas.
El propio Spencer, desnaturalizado ya de su faceta humana, fue conocido entre los mortales como Pinhead (traducido literalmente como alfiletero y doblado ocasionalmente al español como Acérico).
Sin embargo, al encarar a Winter LeMarchand, uno de los descendientes de Phillip LeMarchand (creador del cubo) en la época contemporánea, quien intentó crear un infierno en la Tierra dándole a los seguidores de su secta atributos cenobitas, se observa que sus actos no enfurecen a Pinhead por aspirar a ser como él, sino por traer el infierno a este mundo, ya que en un momento de furia increpa el atrevimiento de tal acto después que él se sacrificara, transformándose nuevamente en Pinhead, para mantener el equilibrio.
Su mayor característica (por la cual se ganó su sobrenombre) es la intrincada red de laceraciones que recorre su cabeza formando un patrón cuadriculado, con gruesos alfileres clavados en cada una de las intersecciones tan profundamente que llegan hasta el hueso.
Viste una sotana monopieza de cuero negro, unida a su pálida piel lacerada mediante complejos mecanismos de tortura (ganchos y cadenas), que hacen referencia al santo oficio que obra.