Gerald A. Cohen
Propuso argumentos morales en favor del socialismo opuestos tanto a la tradición contractualista como al utilitarismo.Las fuerzas productivas serían una capacidad “extrasocial” –en el sentido de que los conocimientos tecnocientíficos no serían construcciones sociales–, una fuerza que poseen los miembros de una sociedad y no una relación entre ellos.Consideraba que esta era una cuestión empírica cuya dilucidación correspondería a los científicos sociales.En particular, Cohen recibió duras críticas de historiadores como Ellen Meiksins Wood, que consideraron su teoría excesivamente determinista y poco fundada empíricamente.La característica fundamental sería postular un propósito sin actor proponente o, en términos gramaticales, un predicado sin sujeto (Elster, 1984: 23).El precio que debe pagar es una rebaja en las aspiraciones de las ciencias sociales.Jon Elster criticó esta posición por su cercanía a posiciones teleológicas insostenibles y, sobre todo, defendió la necesidad de promover en ciencias sociales la búsqueda de mecanismos explicativos individuales frente a las explicaciones legaliformes (Elster, 1984).Así, por ejemplo, analiza el problema de la libertad en una sociedad capitalista, tomando en consideración el estatuto del proletariado, individualmente libre de abandonar la clase trabajadora, pero no colectivamente.En Self-Ownership, Freedom, and Equality Cohen entra de lleno en cuestiones normativas.En este sentido, Cohen identifica una matriz normativa, presente tanto en cierto activismo socialista –a menudo negada por los propios socialistas– como en ciertas formas de cristianismo, que se caracteriza por fomentar un intenso compromiso personal a través de un fuerte ethos social.