Frithjof Schuon ( 18 de junio de 1907 - 5 de mayo de 1998) fue un metafísico suizo de ascendencia alemana, perteneciente a la Escuela Tradicionalista del Perennialismo . Fue autor de más de veinte obras en francés sobre metafísica, espiritualidad, religión, antropología y arte , que han sido traducidas al inglés y a muchos otros idiomas. También fue pintor y poeta.
Junto con René Guénon y Ananda Coomaraswamy , Schuon es reconocido como uno de los principales representantes del siglo XX de la philosophia perennis . Como ellos, afirmó la realidad de un Principio absoluto –Dios– del que emana el universo, y sostuvo que todas las revelaciones divinas, a pesar de sus diferencias, poseen una esencia común: una y la misma Verdad. También compartió con ellos la certeza de que el hombre es potencialmente capaz de un conocimiento suprarracional, y emprendió una crítica sostenida de la mentalidad moderna separada, según él, de sus raíces tradicionales . Siguiendo a Platón , Plotino , Adi Shankara , Meister Eckhart , Ibn Arabī y otros metafísicos, Schuon buscó afirmar la unidad metafísica entre el Principio y su manifestación.
Iniciado por el jeque Ahmad al-Alawī en la orden sufí Shādhilī , fundó la Tarīqa Maryamiyya . Sus escritos destacan con fuerza la universalidad de la doctrina metafísica, así como la necesidad de practicar una religión; también insiste en la importancia de las virtudes y de la belleza.
Schuon cultivó estrechas relaciones con un gran número de personajes de diversos horizontes religiosos y espirituales. Tenía un interés particular en las tradiciones de los indios de las llanuras de América del Norte , manteniendo sólidas amistades con varios de sus líderes y siendo adoptado tanto por una tribu sioux lakota como por la tribu crow . Tras haber pasado gran parte de su vida en Francia y Suiza, a los 73 años emigró a los Estados Unidos.
Frithjof Schuon nació en Basilea, en la parte de habla alemana de Suiza, el 18 de junio de 1907. Era el menor de los dos hijos de Paul Schuon y Margarete Boehler, ambos de origen alemán (el primero de Suabia y la segunda de Alsacia ). Su padre, un hombre amable y distinguido, era un violinista de concierto, y en el hogar no sólo estaba presente la música, sino también la cultura literaria y espiritual. Los Schuon, criados como católicos, educaron a sus hijos como protestantes , aunque no en hostilidad hacia la Iglesia católica. [1] [2]
En la escuela primaria, Schuon conoció al futuro metafísico y especialista en arte Titus Burckhardt , con quien mantuvo una amistad de por vida. Desde los diez años, su búsqueda de la verdad lo llevó a leer no sólo la Biblia, sino también los Upanishads , el Bhagavad-Gītā y el Corán , así como a Platón , Emerson , Goethe y Schiller . Schuon diría más tarde que en su primera juventud cuatro cosas siempre lo habían conmovido más profundamente: "lo sagrado, lo grande, lo bello, lo infantil". [3]
En 1920, el padre de Schuon murió y su madre decidió regresar con sus hijos pequeños a su familia en la cercana Mulhouse , Francia, [4] donde Schuon se convirtió en ciudadano francés, como consecuencia del Tratado de Versalles . [5] Un año después, cuando tenía 14 años, fue bautizado como católico. En 1923, su hermano ingresó en un monasterio trapense y Schuon dejó la escuela para mantener a la familia, encontrando trabajo como diseñador textil. [6]
Se sumergió entonces en el mundo del Bhagavad-Gītā y del Vedānta ; esta llamada del hinduismo lo sostuvo durante diez años, aunque era perfectamente consciente de que no podía convertirse en hindú. [6] En 1924, mientras aún vivía en Mulhouse, descubrió las obras del filósofo francés René Guénon , que sirvieron para confirmar sus intuiciones intelectuales y brindaron apoyo a los principios metafísicos que había comenzado a descubrir. [7] Schuon diría más tarde de Guénon que era "el teórico profundo y poderoso de todo lo que amaba". [6]
En 1930, después de dieciocho meses en Besançon haciendo el servicio militar en el ejército francés, Schuon se instaló en París. Allí retomó su profesión de diseñador textil y comenzó a estudiar árabe en la escuela de la mezquita local. [8] Vivir en París también le dio la oportunidad de estar expuesto a diversas formas de arte tradicional en un grado mucho mayor que antes, especialmente las artes de Asia con las que había tenido una profunda afinidad desde su juventud. [ cita requerida ]
A finales de 1932 terminó su primer libro, Leitgedanken zur Urbesinnung , que se publicaría en 1935 y más tarde se traduciría al inglés con el título Meditación primordial: contemplando lo real . Su deseo de abandonar Occidente, cuyos valores modernos eran tan contrarios a su naturaleza, combinado con su creciente interés por el Islam , lo impulsó a ir a Marsella , el gran puerto de partida hacia Oriente. Allí conoció a dos personajes clave, ambos discípulos del jeque Ahmad al-Alawī, un sufí de Mostaganem , Argelia . Schuon vio la señal de su destino en estos encuentros, y se embarcó hacia Argelia. [9] En Mostaganem se convirtió al Islam, y pasó casi cuatro meses en la zāwiya del jeque . El jeque le dio la iniciación y lo nombró `Īsā Nūr ad-Dīn. Sin embargo, Schuon pronto se vio obligado a regresar a Europa bajo la presión de las autoridades coloniales francesas. [10]
Schuon no consideraba su adhesión al Islam como una conversión, ya que no renegaba del cristianismo; en cada revelación veía la expresión de una misma verdad, bajo formas diferentes. Pero para él, en la perspectiva guenoniana que sostenía en aquella época, el cristianismo occidental ya no parecía ofrecer la posibilidad de seguir un «camino de conocimiento» bajo la guía de un maestro espiritual, mientras que tal camino seguía abierto en el marco del sufismo, el esoterismo islámico. [11] [12]
Schuon relató que una noche de julio de 1934, mientras estaba inmerso en la lectura del Bhagavad-Gītā , experimentó un acontecimiento espiritual extraordinario. Dijo que el Nombre divino Allāh tomó posesión de su ser, y que durante tres días no pudo hacer nada más que invocarlo sin cesar. Poco después, se enteró de que su jeque había muerto ese mismo día. [13]
En 1935 regresó a la zāwiya de Mostaganem, donde el jeque Adda ben Tounes, sucesor del jeque al-Alawī, le confirió la función de muqaddam , autorizándolo así a iniciar a los aspirantes a la hermandad alauita. De regreso a Europa, Schuon fundó una zāwiya en Basilea, otra en Lausana y una tercera en Amiens . Reanudó su profesión de diseñador textil en Alsacia durante los siguientes cuatro años. [14]
Una noche, a finales de 1936, después de una experiencia espiritual, Schuon sintió, sin la menor duda, que había sido investido de la función de maestro espiritual, de jeque . Esto fue confirmado, según contó más tarde, por los sueños visionarios que varios de sus discípulos relataron haber tenido esa misma noche. [nota 1] Las diferencias de perspectiva entre Schuon y la zāwiya de Mostaganem llevaron gradualmente a Schuon a asumir la independencia, [nota 2] apoyado por Guénon. [15]
En 1938, Schuon viajó a Egipto , donde conoció a Guénon, con quien mantuvo correspondencia durante 7 años. [16] En 1939, se embarcó hacia la India con dos discípulos, haciendo una larga escala en El Cairo , donde volvió a ver a Guénon. Poco después de su llegada a Bombay , estalló la Segunda Guerra Mundial , lo que lo obligó a regresar a Europa. Sirviendo en el ejército francés, fue internado por los nazis , que planeaban incorporar a todos los soldados de origen alsaciano al ejército alemán para luchar en el frente ruso. Schuon escapó a Suiza, que sería su hogar durante cuarenta años. [7] [17]
Se instaló en Lausana, donde siguió colaborando con la revista guenoniana Études Traditionnelles , como venía haciendo desde 1933. En 1947, tras leer Black Elk Speaks de John G. Neihardt, Schuon, que siempre había estado profundamente interesado en los indios norteamericanos, estaba convencido de que Black Elk sabía mucho más sobre la tradición sioux de lo que contenía el libro. Pidió a sus amigos americanos que buscaran al viejo jefe. Siguiendo esta iniciativa, el etnólogo Joseph E. Brown recogió de Black Elk la descripción de los siete ritos sioux que formarían el contenido de The Sacred Pipe . [18]
En 1948, Schuon publicó su primer libro en francés, De l'Unité trascendental des religions (La unidad trascendente de las religiones) , del que T. S. Eliot escribió: «No he encontrado ningún trabajo más impresionante en el estudio comparativo de las religiones orientales y occidentales». [19] Todas sus obras posteriores –más de veinte– se escribirían en francés, salvo una importante reelaboración en alemán del texto de La unidad trascendente de las religiones ( Von der Inneren Einheit der Religionen ), publicada en 1982.
En 1949, Schuon se casó con Catherine Feer, una suiza alemana con educación francesa que, además de estar profundamente interesada en la religión y la metafísica, también era una talentosa pintora. [20] Recibió la ciudadanía suiza poco después de su matrimonio. [5] Si bien siempre siguieron escribiendo, Schuon y su esposa viajaron mucho. Entre 1950 y 1975, la pareja visitó Marruecos unas diez veces, así como numerosos países europeos, incluidos Grecia y Turquía, donde visitaron la casa cerca de Éfeso que se presume fue el último hogar de la Virgen María . [21]
En el invierno de 1953, Schuon y su esposa viajaron a París para asistir a las actuaciones organizadas por un grupo de bailarines Crow . Entablaron amistad con Thomas Yellowtail , el futuro curandero y jefe de la Danza del Sol . Cinco años después, los Schuon visitaron la Feria Mundial de Bruselas , donde 60 sioux ofrecían actuaciones sobre el tema del Salvaje Oeste. En esta ocasión también entablaron nuevas amistades.
Así fue como en 1959 y nuevamente en 1963, por invitación de sus amigos indios, los Schuon viajaron al Oeste americano, donde visitaron varias tribus de las llanuras y tuvieron la oportunidad de presenciar muchos aspectos de sus tradiciones sagradas. Durante la primera de estas visitas, Schuon y su esposa fueron adoptados por la familia sioux del jefe James Red Cloud, nieto del jefe Red Cloud , y unas semanas después, en un festival indio en Sheridan, Wyoming, fueron recibidos oficialmente en la tribu sioux. [22] [23] Los escritos de Schuon sobre los ritos centrales de la religión de los nativos americanos y sus pinturas de su forma de vida dan testimonio de su particular afinidad con su universo espiritual. [24]
En la década de 1970 se publicaron tres obras consideradas de especial importancia por sus biógrafos, compuestas por artículos publicados previamente en la revista francesa Études Traditionnelles . Estas obras han sido traducidas bajo los títulos Lógica y trascendencia , Forma y sustancia en las religiones y El esoterismo como principio y como vía . [25] [26]
A lo largo de su vida, Schuon tuvo un gran respeto y devoción por la Virgen María, y lo expresó en sus escritos. Como resultado, sus enseñanzas y pinturas están imbuidas de una particular presencia mariana. Su reverencia por la Virgen María ha sido estudiada en detalle por el profesor estadounidense James Cutsinger , quien relata los dos episodios en 1965 en los que Schuon experimentó una gracia mariana especial. [27] De ahí el nombre Maryamiyya ("Mariana" en árabe) de la tarīqa sufí que fundó como una rama de la orden Alawiyyah - Darqawiyyah - Shadhiliyyah . [28]
En 1980, Schuon y su esposa emigraron a los Estados Unidos, estableciéndose en Bloomington, Indiana , donde ya había una gran comunidad de discípulos. [29] Los primeros años en Bloomington vieron la publicación de una serie de obras importantes, entre ellas De lo divino a lo humano , Para tener un centro , Encuesta de metafísica y esoterismo y Raíces de la condición humana . [30]
Según Patrick Laude , Schuon se hizo conocido, a través de sus numerosos libros, artículos y cartas, "como el principal portavoz de la corriente intelectual a la que a veces se hace referencia en los países de habla inglesa como perennialismo", o la Escuela Tradicionalista . [31] Durante sus años en Lausana y Bloomington recibió regularmente visitas de "practicantes y representantes de diversas religiones". [32]
Thomas Yellowtail siguió siendo un amigo íntimo de Schuon hasta su muerte en 1993, visitándolo cada año y adoptándolo en la tribu Crow en 1984. [23] Durante estas estancias, Schuon y algunos de sus seguidores organizaron lo que llamaron "Días Indios", en los que se realizaban danzas nativas americanas, [33] lo que llevó a algunos a acusarlo de practicar la desnudez ritual. [34] Estos encuentros fueron entendidos por los discípulos como una forma de compartir las percepciones y realizaciones personales de Schuon, no como parte del método iniciático que transmitía, centrado en la oración islámica y el dhikr . [35] [36]
En 1991, uno de los seguidores de Schuon lo acusó de mala conducta durante reuniones colectivas. Se inició una investigación preliminar, pero el fiscal jefe concluyó que no había pruebas, señalando que el demandante tenía un carácter extremadamente dudoso y había sido condenado anteriormente por hacer declaraciones falsas en otro asunto similar en California. [37] El fiscal declaró que no había motivos para el procesamiento, y la prensa local se enmendó. [38] Algunos artículos y libros, incluido Against the Modern World de Mark Sedgwick , [39] analizan este evento y las prácticas "primordiales" relacionadas de la comunidad de Bloomington. [40]
Schuon siguió recibiendo visitas y manteniendo correspondencia con seguidores, eruditos y lectores. Al final de su vida escribió una importante colección de más de tres mil poemas líricos de enseñanza ( Lehrgedichte ), que combinan metafísica y consejo espiritual, así como reminiscencias de su vida. Al igual que los poemas de su juventud, estos fueron escritos en su alemán nativo, después de una serie en árabe y otra en inglés. [41] Son una síntesis poética de su mensaje filosófico y espiritual, [42] que se articula en torno a cuatro elementos clave: "verdad, oración, virtud y belleza". [43] Menos de dos meses antes de su muerte el 5 de mayo de 1998 a la edad de 90 años, Frithjof Schuon escribió su último poema: [44]
Ich wollte dieses Buch schon lang beschließen –
Ich konnte nicht; ich musste weiter dichten.
Doch diesmal legt sich meine Feder nieder,
Denn es gibt andres Sinnen, andre Pflichten;
Wie dem auch sei, was wir auch mögen tun:
Lasst uns dem Ruf des Höchsten Folge leisten –
Lasst uns in Gottes tiefem Frieden ruhn.
Das Weltrad VII, CXXX
Hace tiempo que deseo terminar este libro, pero
no puedo hacerlo; tengo que escribir más poemas.
Pero esta vez mi pluma se acuesta sola,
porque hay otras preocupaciones, otros deberes;
sea como sea, lo que sea que queramos hacer:
sigamos el llamado del Altísimo,
descansemos en la profunda Paz de Dios.
Rueda del Mundo VII, CXXX [45]
Para Seyyed Hossein Nasr , Schuon es a la vez « metafísico , teólogo , filósofo tradicional y lógico», versado en «religión comparada», en «arte y civilización tradicionales», así como en «la ciencia del hombre y la sociedad»; también es conocido como «un crítico del mundo moderno no sólo en sus aspectos prácticos sino también filosóficos y científicos». [46] En sus escritos, los temas principales de Schuon son «la metafísica esencial y por tanto universal con sus ramificaciones cosmológicas y antropológicas , la espiritualidad en el sentido más amplio, la moral y la estética intrínsecas, los principios y fenómenos tradicionales», las religiones y sus esoterismos , el arte sacro. [47]
La perspectiva espiritual tradicionalista o perennialista fue enunciada inicialmente en la década de 1920 por René Guénon y en la década de 1930 por Frithjof Schuon. Los metafísicos y especialistas en arte Ananda Coomaraswamy y Titus Burckhardt también se convirtieron en destacados defensores de esta corriente intelectual. [48] Según el escritor perennialista William Stoddart , "la idea central de la filosofía perenne es que la Verdad Divina es una, atemporal y universal, y que las diferentes religiones no son más que diferentes lenguajes que expresan esa única Verdad" - de ahí el título dado por Schuon a su primer libro en francés, De l'unité trascendente des religions . [49] Para Patrick Laude, un autor perennialista es "aquel que reivindica la universalidad y primordialidad de los principios metafísicos fundamentales y la perennidad de la sabiduría que actualiza estos principios en el hombre, tal como se expresa en todas las grandes revelaciones y enseñanzas principales de sabios y santos a lo largo de los tiempos". [50]
Según Harry Oldmeadow , esta verdad o sabiduría primordial ha "llevado muchos nombres: Philosophia Perennis , Lex Aeterna , Hagia Sophia , Dīn al-Haqq , Akālika Dhamma , Sanātana Dharma ", etc. [51] Schuon señala que la sabiduría primordial se expresa en la obra de Adi Shankara , Pitágoras , Platón , Plotino y varios otros representantes de Esoterismo por excelencia. [52]
En su Encuesta sobre metafísica y esoterismo , Schuon comenta las tres nociones de filosofía perenne ( philosophia ), sabiduría perenne ( sophia ) y religión perenne ( religio ) para mostrar tanto su concordancia como sus particularidades:
El término philosophia perennis , que apareció ya en el Renacimiento y fue ampliamente utilizado por la neoescolástica , designa la ciencia de los principios ontológicos fundamentales y universales ; una ciencia que es inmutable como estos principios mismos, y primordial por el hecho mismo de su universalidad e infalibilidad. Utilizaríamos fácilmente el término sophia perennis para indicar que no se trata de una cuestión de "filosofía" en el sentido estándar y aproximado de la palabra - sugiriendo meras construcciones mentales que surgen de la ignorancia, la duda y las conjeturas, incluso del gusto por la novedad y la originalidad - o también podríamos usar el término religio perennis para referirnos al lado operativo de esta sabiduría, es decir, a su aspecto místico o iniciático. [53]
Para Laude, no es la noción de la "unidad trascendental de las religiones" lo que caracteriza principalmente la enseñanza de Schuon, sino más bien "una reformulación de la sophia perennis , o religio perennis , concebida como la conjunción de una doctrina metafísica y un medio de realización espiritual". [54]
Schuon caracteriza la metafísica "pura" como 1) "esencial", es decir, "independiente de toda formulación religiosa"; 2) "primordial", es decir, "la verdad que existía antes de todo formalismo dogmático "; y 3) "universal", en el sentido de que "abarca todo el simbolismo intrínsecamente ortodoxo" y "puede, por tanto, combinarse con cualquier lenguaje religioso". [55] Para él, la metafísica pura puede resumirse en la siguiente declaración vedántica : Brahma satyam jagan mithyā jīvo brahmaiva nāparah ( Brahman es real, el mundo es ilusorio, el alma individual no es diferente de Brahman). [56]
La metafísica expuesta por Schuon se basa en la doctrina de lo que el Vedanta Advaita hindú [nota 3] denomina Ātmā y Māyā . Ātmā ( Ātman ) es el Ser, tanto trascendente como inmanente; en correlación con Māyā , Ātmā designa lo Real, lo Absoluto, el Principio, Más allá del Ser, Brahma ( Brahman ); y Māyā la manifestación ilusoria, relativa. [57] Schuon desarrolla este principio metafísico, en particular en Forma y Sustancia en las Religiones , basándose en la doctrina sufí de los grados de realidad, conocidos como "Las Cinco Presencias Divinas": [58]
1. Ātmā : Más Allá del Ser, Divinidad Impersonal, Principio Supremo, Realidad Absoluta, Esencia, nirguna Brahman .
2. Māyā in divinis (el "Absoluto relativo", " Ātmā como Māyā "): Ser, Dios Personal, Principio creador, Espíritu increado, saguna Brahman , Īshvara . [nota 4]
3. Manifestación supraformal: Espíritu creado ( Intelecto , Logos , Buddhi ), paraíso, ángeles.
4. Manifestación sutil o anímica: el mundo del alma y de los “espíritus” ( genios , sílfides , salamandras , gnomos , etc.).
5. Manifestación bruta o material: el mundo visible. [58]
En el ser humano (el microcosmos) los cinco grados, ordenados inversamente, corresponden al cuerpo y al alma sensorial, mortal (5); al alma suprasensorial, inmortal (4); al espíritu (o intelecto) creado (3); al espíritu (o intelecto) increado (2); al Yo absoluto e infinito (1). [59] [60] La presencia de los tres grados superiores en el hombre "hecho a imagen de Dios" le confiere la posibilidad de un conocimiento que trasciende las limitaciones de la subjetividad, permitiéndole así en principio "ver las cosas como son", es decir, objetivamente: esto es la gnosis. [61]
Como lo hicieron Platón en la Grecia antigua, Adi Shankara en el hinduismo, Meister Eckhardt y san Gregorio Palamas en el cristianismo e Ibn Arabī en el Islam –por citar algunos ejemplos–, Schuon atestigua que el discernimiento esencial en metafísica es el que existe entre lo Real y lo no real (lo ilusorio), Ātmā y Māyā . [62] Subraya que lo Real, o Más Allá del Ser, que es absoluto e infinito, es la esencia de todo bien (el Bien Soberano). [63] Como nos recuerda san Agustín, es propio de la naturaleza del Bien ( Agathôn ) irradiar, [64] de ahí la proyección de Māyā , que es simultáneamente divina ( Īshvara ), celestial ( Buddhi y Svarga ) y «terrenal», esta última incluyendo el dominio de la transmigración ( samsâra ). [65] Todo bien que el mundo ofrece proviene de la radiación del Bien Soberano, todo mal proviene de su lejanía. [64] Mâyâ a la vez vela y revela a Dios, el Absoluto. [64]
La mayoría de las religiones comprenden una dimensión exotérica y otra esotérica. [66] [67] Este esoterismo religioso es calificado por Schuon de "relativo" para diferenciarlo del esoterismo "absoluto" [68] o "por excelencia" [69] , que no está limitado ni expresado totalmente por una forma religiosa particular. [70]
Para Schuon, la metafísica integral –que parte de la distinción entre Ātmā y Māyā (lo Absoluto y lo relativo) [70] – es la sustancia misma del esoterismo puro, [71] a la doctrina metafísica debe unirse un método de realización [72] porque, como señala Patrick Laude:
La perspectiva esotérica no se reduce a una comprensión conceptual, ya que es esencialmente una conformidad intelectiva y «existencial» con la Realidad o una asimilación espiritual y moral de la naturaleza de las cosas. Como nos ha recordado a menudo Frithjof Schuon, conocer es ser. El esoterismo vivido es, en su cúspide, la sabiduría en la que el ser y el saber coinciden. [73]
Hay pues continuidad entre exoterismo y esoterismo cuando este último aparece como dimensión interior del primero y adopta en consecuencia su «lenguaje», y hay discontinuidad cuando el esoterismo transciende toda religión: [74] ésta es la religio perennis , el esoterismo intemporal, esencial, primordial y universal. [75] Constituye «la unidad trascendente de las religiones» y se funda, metódicamente, en una de las revelaciones teniendo al mismo tiempo por objeto la única Verdad común a todas ellas. [76]
Para Schuon, el sufismo ( tasawwuf , en árabe) –«la médula del Islam»– es esencialmente «sinceridad de fe». «En el plano doctrinal» esta sinceridad surge de una «visión intelectual» que extrae «de la idea de Unidad sus consecuencias más rigurosas; su conclusión última no es sólo la idea de la nada del mundo sino también la de la Identidad suprema». [77] Patrick Laude subraya la distinción que hace Schuon entre un sufismo «por excelencia», puramente esotérico, y un sufismo «moderado» que, aunque tiende al esoterismo, sigue dependiendo de la mentalidad exotérica, de donde surge una propensión a la «intensificación de los actos piadosos, la exteriorización emocional, el celo obediente y un énfasis desmesurado en los escrúpulos formales y la perspectiva del miedo». [78] Para Laude, «la definición más precisa y sucinta» del sufismo por excelencia –como de toda otra espiritualidad en su dimensión esencial– es «la díada doctrinal fundamental de Schuon, que implica el discernimiento entre lo Absoluto y lo relativo, junto con el método correspondiente de concentración exclusiva en el Absoluto». [79]
Schuon considera que «todo el sufismo [...] [puede] resumirse en estas cuatro palabras: Haqq , Qalb , Dhikr , Faqr : «Verdad», «Corazón», «Recuerdo», «Pobreza». [80]
Según el escritor Ali Lakhani , «Schuon subraya que el sentido de la vida no es nada menos que la búsqueda de […] Dios, […] de la Verdad que reside dentro de cada uno de nosotros; […] es el retorno a la conciencia del corazón de la Presencia Divina». [97] Para Schuon, el hombre es «un puente entre la Tierra y el Cielo»; [98] por otra parte, «la noción del Absoluto y el amor de Dios constituyen la esencia misma de [su] subjetividad; esta subjetividad […] es una prueba tanto de [su] inmortalidad como de Dios; [es], propiamente hablando, una teofanía». [99] [nota 5]
Schuon nos recuerda que la vida religiosa o espiritual ofrece tres vías fundamentales, que corresponden a otros tantos temperamentos humanos: 1) la vía de la acción, de las obras, del ascetismo, del miedo (el karma-mārga o karma-yoga del hinduismo ); 2) la vía del amor, de la devoción ( bhakti-mārga ); y 3) la vía de la gnosis, de la contemplación unitiva ( jñāna-mārga ); en el sufismo : makhāfah , mahabbah , ma`rifah . Las dos primeras son dualistas y exotéricas, [nota 6] y se basan en la revelación, mientras que la vía del conocimiento es monista y esotérica, y se basa en la intelección [100] apoyada en la revelación. [101] Así como la vía del amor no puede prescindir de las buenas obras y del temor reverencial, así también la vía esotérica o metafísica no puede excluir las otras dos modalidades. [100]
Según Schuon, la vía del conocimiento o de la gnosis, presente en el corazón de toda religión, es esencialmente: 1) el discernimiento entre lo Real y lo ilusorio, ātmā y māyā , nirvāna y samsāra , lo Absoluto y lo relativo, Dios y el mundo; 2) la concentración en lo Real, y 3) la moralidad intrínseca, la virtud. [102] [103] Este discernimiento seguiría siendo puramente mental [104] en ausencia de concentración en lo Real a través de los ritos y la oración, [105] [106] es decir, sin un vínculo efectivo con Dios, el Bien Soberano, [104] basado en una auténtica piedad y un suficiente desapego del ego y del mundo. [107] El camino hacia Dios, como señala Schuon, «supone siempre una inversión: de la exterioridad hay que pasar a la interioridad, de la multiplicidad a la unidad, de la dispersión a la concentración, del egoísmo al desapego, de la pasión a la serenidad». [108]
Schuon subraya que los ritos exotéricos y esotéricos de la religión practicada –y de aquella sola– son la base del método espiritual. [109] [nota 7] La oración es su elemento central, pues sin ella –y sin la gracia divina– el corazón no puede asimilar ni realizar lo que la mente ha sido capaz de captar. [110] Schuon recuerda los tres modos de oración: la oración personal en la que el adorador se abre espontánea e informalmente a Dios; la oración canónica, impersonal, prescrita por su tradición; y la oración invocatoria u «oración del corazón» ( japa , dhikr ), [111] que «es ya una muerte y un encuentro con Dios y nos sitúa ya en la Eternidad; es ya algo del Paraíso e incluso, en su quintaesencia misteriosa e «increada», algo de Dios». [112] Esta forma de oración es la invocación de un nombre divino, de una fórmula sagrada, de un mantra ; [nota 8] reconcilia la trascendencia y la inmanencia de la Verdad, [113] porque si, por una parte, la Verdad nos trasciende infinitamente, [114] el gnóstico, afirma Schuon, sabe que también está "inscrita en una escritura eterna en la sustancia misma de [su] espíritu"; [115] Dios es a la vez lo más alto y lo más profundo, [116] y el conocimiento que el ser realizado tiene de Dios es en realidad el conocimiento que Dios tiene de Sí mismo a través de ese ser. [117]
En sus escritos, Schuon insiste en que las dos exigencias de doctrina y método permanecerían inoperantes sin un tercer elemento, la virtud, [118] ya que el camino espiritual debe necesariamente integrar las tres facultades humanas fundamentales, a saber, la inteligencia (doctrina, verdad, discernimiento), la voluntad (método, oración, concentración) y el alma (carácter, virtud, conformidad moral). [119] Para Schuon, la virtud es de hecho "la forma inicial de la unión espiritual; sin ella, nuestro saber y nuestro querer no nos sirven de nada". [120] Según él, para tener una virtud
La virtud es, sobre todo, carecer de todo defecto que le sea contrario, pues Dios nos ha creado virtuosos, nos ha creado a su imagen; los defectos se sobreponen. Además, no somos nosotros quienes poseemos la virtud, sino que es la virtud la que nos posee. [...] La virtud es como una reverberación del Sumo Bien, del que participamos por nuestra naturaleza o por nuestra voluntad, fácil o difícilmente, pero siempre por la gracia de Dios. [121]
Para Schuon, la humildad, la caridad y la veracidad, es decir, el anonadamiento del yo, el don de sí y el apego a la verdad, son virtudes esenciales, correspondientes a las tres etapas del camino espiritual: purificación, expansión y unión. [122] Además, el sentido de nuestra pequeñez, el sentido de lo sagrado y la piedad son condiciones indispensables para el florecimiento de las virtudes. [123] Resumiendo al autor, James Cutsinger señala que las virtudes perfectas coinciden con las verdades metafísicas; realizan estas verdades existencialmente. [124] En otras palabras, como señala Schuon: "la verdad es necesaria para la perfección de la virtud, así como la virtud es necesaria para la perfección de la verdad". [125]
Aunque Schuon considera que los fundamentos de todo camino espiritual son la verdad, la oración y la virtud, [nota 9] insiste también en la importancia de un cuarto elemento: la belleza. [126] Para él, la interiorización de la belleza presupone nobleza de carácter y al mismo tiempo la produce. [127] Su función "es actualizar en la criatura inteligente y sensible el recuerdo de las esencias, y abrir así el camino a la Noche luminosa de la Esencia una e infinita". [128]
A la conciencia de la belleza divina debe corresponder no sólo la belleza interior, es decir las virtudes, sino también el sentido de la belleza exterior, ya sea en la contemplación de la naturaleza [129] o en la sensibilidad artística [130] , sin olvidar el papel interiorizador de un ambiente doméstico tradicional hecho de belleza y serenidad, ajeno a los caprichos de la modernidad [131] . «La belleza, cualquiera que sea el uso que el hombre haga de ella, pertenece fundamentalmente a su Creador, que con ello proyecta en el mundo de las apariencias algo de su Ser» [128] . Para Schuon, estas consideraciones encuentran su fuente y justificación en la naturaleza teomórfica del hombre [132] , una naturaleza inmutable, no evolutiva, contrariamente a lo que pueda pensar la ciencia moderna [133] .
Resumiendo el pensamiento de Schuon, Seyyed Hossein Nasr nos recuerda que fue en Europa, durante el Renacimiento, donde tomó forma la visión «modernista» o reduccionista de la condición humana y del universo, antes de afectar a los demás continentes unos siglos más tarde. [134] Al reducir cada vez más al hombre a sus aspectos racionales y animales, en detrimento de su dimensión espiritual y de la finalidad de la vida terrena, [134] el modernismo ha influido tanto en la filosofía como en la religión, la ciencia o el arte. [135] Según Schuon, sus principales características son el racionalismo , que niega la posibilidad de un conocimiento supraracional, el materialismo , según el cual sólo la materia da sentido a la vida, el psicologismo , que reduce lo espiritual y lo intelectual a lo psíquico, [136] el escepticismo , el relativismo , el existencialismo , el individualismo , el progresismo, el evolucionismo , el cientificismo y el empirismo , sin olvidar el agnosticismo y el ateísmo . [137] [138]
Respecto a la ciencia moderna, a pesar de la escala de sus descubrimientos en el plano físico, Schuon le reprocha ser «un racionalismo totalitario, que elimina tanto la Revelación como el Intelecto, y al mismo tiempo un materialismo totalitario, que ignora la relatividad metafísica de la materia y del mundo; [139] ignora que lo suprasensible, que está más allá del espacio y del tiempo, es el principio concreto del mundo, y que está en consecuencia también en el origen de esa coagulación contingente y cambiante llamada 'materia'». [140] Así pues, siempre según Schuon, la contradicción del cientificismo es «querer dar cuenta de la realidad sin la ayuda de esta ciencia inicial que es la metafísica, ignorando así que sólo la ciencia de lo Absoluto da sentido y disciplina a la ciencia de lo relativo». [141] Esta concepción de un universo que ignora tanto el principio del «emanacionismo creador» como el de la «jerarquía de los mundos invisibles», ha engendrado «ese vástago más típico del espíritu moderno», la teoría de la evolución, con su corolario: la ilusión del «progreso humano». [142] [nota 10]
La crítica de Schuon se extiende a la filosofía –“el amor a la sabiduría”– que en su origen era el hecho de “pensar según el Intelecto inmanente y no sólo por la razón”. [143] Ella “es la ciencia de todos los principios fundamentales”. Opera con la intuición intelectual –intelectión– “que percibe , y no sólo con la razón, que concluye ”, de ahí el abismo que separa la certeza del sabio de la opinión del filósofo moderno. [144] [nota 11]
Para Schuon, en última instancia, sólo hay dos posibilidades: «la civilización integral, espiritual, que implica abusos y supersticiones, y la civilización fragmentaria, materialista, progresista, que implica –de manera bastante provisional– ciertas ventajas terrenales, pero excluye aquello que constituye la razón suficiente y el fin último de toda existencia humana». [145]
Junto con Ananda Coomaraswamy y Titus Burckhardt, [146] Frithjof Schuon nos recuerda que « el arte sacro es ante todo la forma visible y audible de la Revelación y luego también su vestidura litúrgica indispensable ». [147] Este arte comunica «por una parte, verdades espirituales y, por otra, una presencia celestial». [148] James Cutsinger subraya que, para Schuon, un arte es sagrado «no por las finalidades personales del artista, sino por su contenido, su simbolismo y su estilo, es decir, por elementos objetivos», que deben respetar las reglas canónicas propias de la religión de su autor. [149] [150] Estos últimos, según Martyn Amugen citando a Schuon, deben estar "santificados o en estado de gracia" porque el lenguaje de lo sagrado "no puede surgir simplemente de gustos profanos, ni del genio, sino que debe proceder esencialmente de la religión", [151] que "no puede ser reemplazada, y mucho menos superada, por los recursos humanos". [152] [nota 12] Los pintores de iconos , por ejemplo, "eran monjes que, antes de ponerse a trabajar, se preparaban mediante el ayuno, la oración, la confesión y la comunión", [153] [154] [nota 13] para superar las dos trampas que amenazan a todo artista: "un virtuosismo que tiende hacia lo exterior y lo superficial, y un convencionalismo sin inteligencia y sin alma". [155]
Haciendo eco del pensamiento schuoniano, Cutsinger señala que las diversas formas de arte sacro tienen como objeto la "transmisión de intuiciones intelectuales", confiriendo así "una ayuda directa a la espiritualidad", [149] y señala que este arte "es capaz de transmitir simultáneamente verdades metafísicas, valores arquetípicos, hechos históricos, estados espirituales y actitudes psicológicas". [156]
Evocando la transición de la Edad Media –con sus artes bizantinas , románicas y góticas primitivas [157] – al Renacimiento, Schuon señala que « el arte cristiano , que antes era sagrado, simbólico, espiritual», dio paso al advenimiento del arte neoclásico, con su carácter naturalista y sentimental, que sólo respondía «a aspiraciones psíquicas colectivas». [158] [nota 14] [159] Amugen, refiriéndose a Schuon, informa que el arte, habiendo roto con la tradición, se volvió «humano, individualista y por lo tanto arbitrario», signos infalibles de decadencia, [160] y cualquier deseo de restaurar su carácter sagrado debe pasar necesariamente por abandonar el relativismo individualista para volver a sus fuentes, que se encuentran en lo atemporal y lo inmutable. [161]
Timothy Scott, autor de un estudio sobre el teomorfismo humano en la obra de Schuon, señala este comentario inicial de Schuon: «La distinción entre lo Absoluto y lo Infinito expresa los dos aspectos fundamentales de lo Real, el de la esencialidad y el de la potencialidad; ésta es la prefiguración principial más alta de los polos masculino y femenino». [162] Schuon ve en el cuerpo humano un «mensaje de verticalidad ascendente y unitiva [...]; en modo riguroso, trascendente, objetivo, abstracto, racional y matemático» en el hombre, «y en modo suave, inmanente, concreto, emotivo y musical» en la mujer. [163] Como señala Patrick Laude, la belleza femenina «juega un papel preponderante en la alquimia espiritual que emana de la obra y de la personalidad espiritual de Schuon». Este papel responde a «las más altas expresiones del sufismo gnóstico», como lo evidencian « Ibn Arabī y Rūzbehān entre muchos otros». [164]
Resumiendo a Schuon, Scott nos recuerda que la desnudez representa la norma –el hombre primordial estaba desnudo, los pueblos primitivos también están desnudos– [165] y que “simboliza el esoterismo por excelencia [...], la Verdad revelada”, [166] representando entonces la prenda ordinaria el exoterismo. [165] En su biografía de Schuon, después de señalar las convergencias de puntos de vista que unen a Schuon, Rūzbehān, Omar Khayyam y Henri Corbin sobre el significado espiritual de la desnudez, Jean-Baptiste Aymard cita este extracto de una carta de Schuon: "Dada la degeneración espiritual de la humanidad, el grado más alto posible de belleza, que pertenece al cuerpo humano, no podría desempeñar un papel en la piedad ordinaria; sin embargo, esta teofanía puede ser un apoyo en la espiritualidad esotérica, y esto se muestra en el arte sagrado de los hindúes y los budistas. La desnudez significa interioridad, esencialidad, primordialidad y, en consecuencia, universalidad [...]; el cuerpo es la forma de la Esencia y, por lo tanto, la esencia de la forma". [167]
En una entrevista publicada en 1996 por la revista estadounidense The Quest: Philosophy, Science, Religion, The Arts , Schuon desarrolla la sacralidad de la desnudez:
De un modo muy general, la desnudez expresa –y prácticamente actualiza– un retorno a la esencia, al origen, al arquetipo, es decir, al estado celestial: «Y es por esto que, desnuda, danzo», como dijo Lallā Yogishvarī , la gran santa de Cachemira , después de haber encontrado el Ser Divino en su corazón. Es cierto que en la desnudez hay una ambigüedad de facto a causa de la naturaleza pasional del hombre; pero no sólo está la naturaleza pasional, también está el don de la contemplación, que puede neutralizarla, como es precisamente el caso de la «desnudez sagrada». Así pues, no sólo está la seducción de las apariencias, sino también la transparencia metafísica de los fenómenos que nos permite percibir la esencia arquetípica a través de la experiencia sensorial. Cuando el santo obispo Nonnos vio a Santa Pelagia entrar desnuda en la piscina bautismal, alabó a Dios porque no había puesto en la belleza humana sólo una causa de caída, sino también una oportunidad de elevación hacia Dios. [168]
En un pasaje publicado de sus Memorias , en gran parte inéditas , Schuon señala «cuán despreciable es el culto neopagano y ateo del cuerpo y de la desnudez. Lo que es noble en sí mismo por naturaleza sólo es bueno para nosotros en su función de soporte de lo sobrenatural; cultivado al margen de Dios, pierde fácilmente su nobleza y se convierte en una fatuidad humillante, como lo prueban precisamente la estupidez y la fealdad del nudismo mundano». [169]
Schuon fue un colaborador frecuente de la revista trimestral Studies in Comparative Religion (junto con Guénon , Coomaraswamy , Burckhardt , Nasr , Lings y muchos otros), que trataba sobre el simbolismo religioso y la perspectiva tradicionalista .
Red Sagrada (Vancouver, Canadá) [19]
Sophia (Oakton/Virginia, Estados Unidos)