Es considerado uno de los más importantes escritores románticos portugueses, y desarrolló las temáticas de la incompatibilidad del ser humano con el medio social y la responsabilidad ética del escritor.
Al mismo tiempo fue redactor del Diário do Governo y continuó escribiendo poesía, como A Voz do Profeta / La Voz del Profeta (1836) y A Harpa do Crente / El Arpa del Creyente (1838); sin embargo, la dejó definitivamente por la prosa en 1849.
Ganó fama como historiador publicando los cuatro volúmenes de su Historia de Portugal (1846-1850), primera escrita con verdadero rigor crítico y documental y que suscitó gran protesta eclesiástica, de la que tuvo que defenderse en escritos como «Yo y el clero», «Solemnia verba» y buen número de cartas abiertas en la prensa.
Quizá escocido por esta intolerancia decidió escribir también una Historia del origen y el establecimiento de la Inquisición en Portugal (1855-1859); su anticlericalismo se manifestó también en su oposición al concordato y al clero ultramontano.
Se opuso al iberismo, entonces de moda, e intervino en la redacción del Código civil, en el que propuso introducir el matrimonio civil.