Vuelto a Europa, no se involucró en los trastornos políticos del país durante el gobierno absoluto, y le entregó su Memoria Estadística y otras obras literarias.
En 1833, sin embargo, escribió su primer folleto político, su Carta al duque de Braganza, que se imprimió en Londres sin nombre de autor ni fecha, porque sus ideas, que podrían no gustar mucho a los liberales, agradaban aún menos a los absolutistas.
Buscaba allí un compromiso entre el presente y el pasado y, sin rechazar nuevas ideas, prefería que estuvieran basadas en los viejos moldes.
Alejandro Herculano escribió el Elogio histórico de Sebastião Xavier Botelho y él mismo lo recitó en dicho Conservatorio; en esta alabanza, el gran historiador informa de que Xavier Botelho, un brillante poeta conocido por el nombre pastoril de "Salicio", fue un autor prolífico sin que sus obras vieran nunca la luz de la imprenta.
Dejó inédita una obra contra la esclavitud y numerosas poesías se le atribuyen, de las cuales solo con seguridad es suya la erótica A empreza nocturna Tradujo en verso portugués varias óperas de Pietro Metastasio, cuatro tragedias de Jean Racine: Phedra, Mithridates, Berenice y Bagazet; seis de Voltaire: Edipo, Marianna, Zaira, Bruto, Mahomet y Semirames, y otras muchas de autores menos conocidos.