Su carrera, aunque corta, fue muy influyente, en especial por sus temas modernos, su ejecución libre y la representación del movimiento romántico.
Así, nunca tuvo que pintar por necesidad económica, excepto en sus últimos años debido a varias malas inversiones.
No se sabe con certeza la fecha en que la familia Géricault se trasladó a París; sin embargo, está probado que el joven Théodore siguió los estudios de segunda enseñanza en el Liceo Louis-le-Grand de la capital francesa.
[4] Tras fracasar en el concurso del gran Premio de Roma, decidió viajar a Italia por su cuenta.
Quedó muy impresionado ante los pintores del Renacimiento italiano, en especial por Miguel Ángel, así como ante el flamenco Rubens.
Este viaje a Florencia y Roma (1816-1817) fue provocado en parte por el deseo de huir del escándalo provocado por una relación romántica con su tía Alexandrine, seis años mayor que él, a quien dejó embarazada.
En París le encargó a Teodoro Gericault las conocidas litografías de ambos patriotas.
Géricault pasó sus últimos años postrado en el lecho sin poder acometer pinturas de gran formato, aunque produjo diversas litografías con ayuda del artesano Eugène Lami.