Se interesó especialmente por Velázquez, tema de su primer libro, y por Cézanne.
Apoyó a la II República española, horrorizado ante el ascenso del fascismo; y visitó luego a los combatientes de Barcelona y Madrid; sus notas al respecto se publicaron póstumamente en Méditations catastrophiques.
Su monumental Historia del Arte (1909-1921) es indispensable para obtener referencias fundamentales de esta disciplina.
Pero destaca por haber escrito El espíritu de las formas (1927), Los constructores (1914), que recoge ensayos sobre Cézanne, Michelet, Nietzsche, Lamarck y Dostoyevski, y Otras tierras a la vista (1923).
Jean-Luc Godard en su película Pierrot el loco, hizo recitar a Jean-Paul Belmondo un extracto de esta obra metido en una bañera.