Northumbria (/nɔːrˈθʌmbriə/; en antiguo sajón: Norþanhymbra; en nórdico antiguo: Norðimbraland, nombre que refleja su ubicación al norte del estuario Humber) fue uno de los reinos de los anglos, mencionado en el siglo XII por Enrique de Huntingdon como parte de la Heptarquía anglosajona-juta, los dominios establecidos por los pueblos germánicos que comenzaron a invadir Gran Bretaña a finales del siglo V, cuando ya hacía casi 70 años que había sido abandonada por las legiones romanas.
Northumbria originalmente estaba compuesta por la unión de dos reinos dependientes, Bernicia y Deira.
Bernicia cubría el territorio norte del río Tees, mientras Deira correspondía a lo que hoy en día es aproximadamente Yorkshire.
Al morir Edwin, Northumbria se dividió otra vez entre Bernicia, donde Eanfrido, un hijo de Etelfrido, se hizo con el poder, y Deira, donde gobernaba un primo de Edwin, Osric.
Los dos monarcas se reconvirtieron al paganismo y ambos murieron en combate un año después, mientras Cadwallon seguía su devastadora invasión de Northumbria.
Se fundó un monasterio en Lindisfarne, probablemente en honor a su par isleño de Iona.
La batalla marcó una etapa importante en el destino de Northumbria: Penda murió en ella y Oswiu consiguió la supremacía sobre Mercia, convirtiéndose en el rey más poderoso de Inglaterra.
Después del sínodo de Whitby en 664 la Iglesia Celta y la Romana se unieron.
Una serie de invasiones escocesas redujeron Northumbria aún más hasta convertirla en un condado que se estrechaba desde el Humber hasta el Tweed, y por mucho tiempo Northumbria fue disputada entre los emergentes reinos de Inglaterra y Escocia.
En venganza, Guillermo guio a su ejército contra Northumbria en una sangrienta campaña, un evento que se conoce como la Masacre del Norte.
El resto, la región septentrional de los ríos, se convirtió en Northumberland, donde los poderes políticos del obispo de Durham se limitaban a solo ciertos distritos, y el duque siguió rigiendo como súbdito del trono inglés.