Zona sublevada

Fue reconocida desde 1936 como representante del Estado español por los países europeos que les apoyaron, como la Alemania nazi y la Italia fascista —en las comunicaciones con su gobierno, el embajador alemán utilizaba también el término España blanca para referirse a la zona sublevada—.Obispos, sacerdotes y religiosos comenzaron a tratar a Franco como un enviado de Dios para poner orden en la ciudad terrenal y Franco acabó creyendo que, efectivamente, tenía una relación especial con la divina providencia".El general recibió complacido ambos nombramientos con estas palabras: "Ponéis España en mis manos... Me tengo que encargar de todos los poderes".Al utilizar el término "Estado Español" se soslayaba la cuestión del futuro régimen a establecer cuando se ocupara Madrid y acabara la guerra (cosa que creían que sucedería en las próximas semanas o en los próximos meses), pero en cualquier caso todo el aparato republicano desaparecía de un golpe y el poder pasaba con carácter dictatorial al general Franco.[26]​ Un día antes el obispo de Salamanca Enrique Pla y Deniel había hecho pública una pastoral titulada "Las dos ciudades" en la que presentaba la guerra como "una cruzada por la religión, la patria y la civilización", dando una nueva legitimidad a la causa de los sublevados: la religiosa.[27]​ El obispo Pla y Deniel le cedió a Franco su palacio episcopal en Salamanca para que lo utilizara como su Cuartel General.La intención clara era la de rectificar toda la legislación republicana volviendo las cosas a su punto anterior".[33]​ Pero tanto unos como otros tenían sus propios proyectos y aspiraciones para el nuevo Estado que se estaba construyendo en la zona sublevada.[37]​ Desde el Cuartel General del Generalísimo el nuevo asesor de Franco Ramón Serrano Súñer (cuñado del "Caudillo" y antiguo diputado de la CEDA que había llegado a Salamanca evadido de la "zona roja") propició un acercamiento entre la Comunión Tradicionalista y Falange Española y de las JONS con vistas a su fusión, pero las diferencias ideológicas y políticas que les separaban eran casi insalvables (pues eran las que separaban el tradicionalismo del fascismo), y además había otro obstáculo que era innegociable: que al frente del "partido único" se situara el propio general Franco.El decreto constaba de un largo preámbulo y tres artículos en los que se creaba "un Partido Único al estilo fascista, al que llamaba movimiento, colocaba a Franco a su frente, y lo entendía como el soporte del Estado, intermedio entre la sociedad y un Estado al que se designaba como Nuevo Estado Totalitario".[49]​ El embajador alemán Von Faupel escribió poco después: "Sin duda Franco se siente aliviado por la muerte del general Mola".[50]​ Lo mismo sucedió con las principales delegaciones nacionales del nuevo partido que también fueron ocupadas por falangistas: la Sección Femenina por Pilar Primo de Rivera; el Auxilio Social por Mercedes Sanz Bachiller.[29]​ Por otro lado en este primer gobierno del general Franco "sorprende el muy escaso peso de falangistas y carlistas.[61]​ Las dos potencias que se distinguieron por su apoyo a la causa franquista fueron la Alemania nazi y la Italia fascista.Los voluntarios genuinos que combatieron del lado del bando sublevado fueron unos mil o mil quinientos hombres, entre los que destacaron la Brigada Irlandesa del general Eoin O'Duffy, integrada por unos 500 efectivos que habían venido a combatir a España para "librar la batalla de la cristiandad contra el comunismo" (aunque solo participaron en la batalla del Jarama y unos meses después volvieron a Irlanda), y unos 300 franceses de la ultraderechista Croix de Feu que constituyeron el batallón Jeanne d'Arc.[67]​ La Irish Brigade, reclutada por el militar profascista Eoin O'Duffy, general del Ejército Republicano Irlandés llegó a España en diciembre de 1936 y tuvo un papel meramente simbólico en la guerra.[73]​ El 23 de julio llegaban a Berlín otros emisarios del general Franco (encabezados por Johannes Bernhardt, un comerciante residente en Tetuán y jefe del partido nazi entre la colonia alemana) que se entrevistaron con Adolf Hitler en Bayreuth, quien concedió inmediatamente la ayuda en aviones que se le pedía (aunque la operación se haría a través de la empresa HISMA, que serviría de tapadera).[76]​ En cuanto al segundo motivo, los nazis desplegaron en la zona sublevada la "Legión Cóndor", cuyos integrantes fueron muy bien pagados.[76]​ En noviembre de 1936 Hitler, al mismo tiempo que reconocía oficialmente al general Franco, ordenó el envío de una unidad aérea completa que constituiría una unidad autónoma dentro del ejército sublevado, y contaría con sus propios jefes y oficiales mandados por el general Hugo von Sperrle (que luego fue sustituido por el también general de la Luftwaffe Wolfram von Richthofen).Fueron trasladados a Alemania por buques transatlánticos y fueron recibidos en el puerto de Hamburgo por Hermann Goering.Y también como los nazis utilizó el anticomunismo en su propaganda para justificar la intervención en la guerra civil española.[79]​ La Aviación Legionaria realizó 782 ataques aéreos en la costa mediterránea española controlada por los republicanos, lanzando 16 558 bombas.[81]​ Por otro lado la armada italiana ayudó al bloqueo del armamento enviado desde la URSS a España con acciones puntuales.Dado que una intervención directa en la guerra del lado sublevado podría acarrear problemas internos al Estado Nuevo portugués del dictador António de Oliveira Salazar, que simpatizó con la rebelión desde el primer momento, se llevó a cabo el reclutamiento de "voluntarios", que bajo el apodo de Os Viriatos participaron integrados en unidades "nacionales".Otro elemento favorable a los sublevados fue que mientras los generales y altos mandos se mantuvieron mayoritariamente leales a la República, los jefes y oficiales intermedios se sumaron en buena parte a la sublevación y además si se considera la evolución durante la guerra el dato también es muy favorable para los sublevados, pues mientras durante ese tiempo la plantilla de jefes y oficiales del bando rebelde fue creciendo hasta alcanzar los 14 104 efectivos el 1 de abril de 1939, la del bando republicano fue disminuyendo hasta quedar reducida a 4771, debido fundamentalmente al pase al bando rival de muchos jefes y oficiales en el transcurso de la guerra.[26]​ Entre la burguesía sublevada, a pesar de la duración del conflicto, no desfallecía el entusiasmo por la "cruzada".[92]​ El desarrollo de la contienda tuvo siempre una enorme repercusión en la retaguardia: Más allá del triunfalismo por las victorias en las Campañas de Santander, Asturias o Aragón, ocasiones como la Ofensiva republicana sobre Teruel[93]​ o la Ofensiva del Ebro supusieron toda una desagradable sorpresa para la retaguardia.[100]​ Pedro Sainz Rodríguez le visitó en Salamanca y quedó estupefacto ante la frialdad con que confirmaba las sentencias: La represión no se limitó exclusivamente a las ejecuciones, pues en las prisiones franquistas también se daban las torturas, malos tratos y el hambre.[103]​ Cualquier compromiso de pacto o paz negociada eran imposibles en la mentalidad del Caudillo, como ya expresó una vez terminada la contienda: Las organizaciones políticas que apoyaban a los sublevados tenían varios nexos comunes, como las ideologías nacionalistas, conservadoras y anticomunistas y un fuerte arraigo católico.Tras el conflicto militar, Franco consiguió unificar todas estas formaciones en un único partido, la Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, concebido como la rama política del denominado Movimiento Nacional.
Mola junto al general Franco en una aparición en Burgos el 27 de agosto de 1936, recogida por el periódico alemán Berliner Illustrierte Zeitung . Mola es el que sobresale por la derecha.
El general Franco en Burgos en agosto de 1936. A su izquierda el general Mola y a su derecha el general José Cavalcanti .
Palacio episcopal de Salamanca, sede del Cuartel General del Generalísimo Franco desde su proclamación como Jefe del Estado el 1 de octubre de 1936 hasta el final de la guerra civil
Desfile en San Sebastián celebrando el segundo aniversario del inicio de la guerra, con un arco con el nombre de Franco repetido varias veces.
Visita a Berlín del cuñadísimo Ramón Serrano Suñer , acompañado del general Sagardía , siendo recibido por Himmler (septiembre de 1940).
Escudo del "Nuevo Estado"
Aviones italianos Savoia-Marchetti SM.79
Oficial alemán de la Legión Cóndor pasando revista a los cadetes de la academia de infantería del bando sublevado en Ávila.
Técnicos y militares alemanes junto a un bombardero Heinkel He 111 de la Legión Cóndor en 1938. La superioridad aérea otorgada a los sublevados por la llegada de la Luftwaffe solo pudo ser contrarrestada por la República con la llegada de la aviación soviética .
Avance de tanquetas italianas del CTV durante la batalla de Guadalajara .
Oliveira Salazar hacia 1940.
Mujeres suplicando a los soldados rebeldes por la vida de sus familiares prisioneros. Constantina (Sevilla) , verano de 1936.
Chapa de identificación militar asignada a los voluntarios falangistas de Segovia .
Monedas sublevadas de 1937, con valor de 25 cts.