Yo, la peor de todas

En esa época el convento está fuertemente custodiado por la Corona de España y por la Iglesia católica, dos poderes muchas veces enfrentados.

Toda la vida de sor Juana está marcada por esas dos fuerzas: los virreyes la protegen y admiran el talento y creatividad de Juana, mientras que la Iglesia desaprueba a una monja que no solo enseña canto a sus alumnas, sino que también se dedica a la gastronomía, la poesía, la dramaturgia, la filosofía y la teología.

Sor Juana paga muy caro su fervor poético y más aún su "atrevimiento" teológico.

El cerco religioso se va cerrando sobre ella y, amenazada, Sor Juana se enfrenta a la decisión más importante de su vida: renegar de su voz artística, su talento y su inmensa fuerza creadora, o aferrarse a ellas.

Esmeralda Almonacid fue galardonada con el Premio Cóndor de Plata a la Mejor escenografía, y María Luisa Bemberg y Antonio Larreta recibieron el Cóndor de Plata al Mejor guion adaptado.