En esos cafés donde se reunían toda clase de artistas paseó su figura alta, con su severidad indumentaria, su incipiente calvicie, la máscara brechtiana de su rostro y una actitud de austeridad rayana en el ascetismo; todo ello combinado con el aire intelectual y charlas en las que intercalaba anécdotas con bromas y rotundos pensamientos políticos, pues era comunista sin concesiones.
El director Manuel Iedvabni le confió un personaje en aquella mítica puesta de La resistible ascensión de Arturo Ui con la que se inauguró el Teatro del Centro en 1968, También intervino en Teatro Abierto de 1982.
En cine debutó en 1960 dirigido por Leopoldo Torre Nilsson en Un guapo del 900, y luego lo convocó nuevamente para Martín Fierro (1968), El Santo de la espada (1970) y Piedra libre (1976).
En televisión trabajó en los ciclos Cosa juzgada, Las grandes novelas, Más allá del horizonte, La banda del Golden Rocket y Perla negra.
En 1968 fue galardonado con el Premio Talía como mejor actor de reparto por su trabajo en La resistible ascensión de Arturo Ui y en 1998, con el Premio Podestá.