En la segunda mitad del siglo XIX, la propiedad estuvo en manos de don José Arrieta (quien dio el nombre a la avenida que colinda con el recinto), acorde a la tradición cultural establecida por Egaña.
Al vislumbrar Villa Grimaldi, presionaron a su dueño, Emilio Vasallo, para que les transfiriera el fundo.
En esta época (la más dura en materia de torturas y desapariciones forzadas) operaban en Santiago los centros Londres 38 (conocido como Yucatán), José Domingo Cañas e Irán 3037 (la Venda Sexy).
[2] De este total 18 fueron ejecutados políticos y 211 permanecen hasta hoy como detenidos desaparecidos.
Dentro de este recinto, había diferentes áreas específicas donde se llevaban a cabo diversas torturas que desde el exterior no se tenía conocimiento debido al hermetismo del lugar y a la propia morfología del terreno debido al sector en el que se emplaza.
Posterior a la dictadura militar, fue demolida toda la memoria y evidencias como centro de tortura, pero gracias a un detenido que sobrevivió se pudo reconstruir por medio de croquis y declaraciones que hizo con respecto al lugar.
Recuperada la posesión del inmueble, el gobierno la destina en 1995 a crear el Parque por la Paz Villa Grimaldi.
En particular se destacó la labor del sacerdote José Aldunate, gran defensor de los derechos humanos durante la dictadura militar.
En su discurso, Bachelet se mostró emocionada y declaró su orgullo de "ser la primera Presidente en visitar Villa Grimaldi" y reiterando su compromiso de "que en el país nunca más" ocurran hechos como los que se vivieron en el recinto.
Junto a las rosas se colocaron los nombres de las 36 mujeres detenidas desaparecidas o ejecutadas que estuvieron en Villa Grimaldi.
En la actualidad, dicho centro se ocupa en recordar la memoria de los detenidos desaparecidos y ex prisioneros políticos, mediante obras culturales, actos de memoria y políticos.