[2] Gracias a la labor del padre Segurola, durante los últimos años de la colonia en Buenos Aires y los primeros gobiernos patrios, se mantuvo un flujo constante del suero que permitía inocular a niños y adultos.
Juan Domingo Perón nombra como Secretario (y luego Ministro) de Salud al neurocirujano Ramón Carrillo.
[5] En septiembre de 1983 se aprueba el decreto-ley 22909 "Régimen general para las vacunaciones contra las enfermedades prevenibles por ese medio".
Esta establece en su primer artículo:[6] En 2003 se incorporaron al calendario obligatorio las vacunas contra la hepatitis B y la triple viral.
Argentina fue el primer país en América Latina en incorporar la vacuna triplebacteriana, que protege contra el tétanos, la difteria y la tos convulsa.
Ese mismo año se estableció que la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) formará parte del calendario oficial de inmunización, con lo cual las niñas recibirán desde los once años la vacuna contra este virus en forma gratuita.