UB.109T

En aquella época, la flota de bombarderos de la Real Fuerza Aérea (RAF) estaba propulsada por hélice y no se esperaba que pudiera sobrevivir a los encuentros con los cazas a reacción soviéticos.

Las primeras especificaciones para bombarderos estratégicos a reacción para la Real Fuerza Aérea (RAF) surgieron en 1946 y se seleccionaron varias propuestas para su desarrollo.

Para reemplazar a los bombarderos en el papel diurno, donde los ataques serían contra objetivos puntuales como puentes y nudos ferroviarios, la precisión tendría que mejorarse enormemente.

El concepto fue conocido como "Short Range Expendable Bomber" (Bombardero desechable de corto alcance) o SREB.

Inicialmente se envió a Avro, Bristol Aeroplane, De Havilland y Vickers-Armstrong Ltd.

Más tarde se añadieron Fairey, Gloster y Saunders-Roe, junto con una entrada no solicitada de Boulton Paul.

[6]​ Como el fuselaje del misil era completamente convencional, la compañía pudo comenzar el desarrollo utilizando su propia financiación, mientras que Rolls-Royce hizo lo mismo con los motores Soar.

El sistema de guía era completamente nuevo y la empresa no podía permitirse desarrollarlo por sí sola.

La financiación tardó en llegar y no se llegó a un acuerdo real hasta agosto de 1953, y el contrato final por 450 000 libras se firmó el 30 de octubre del mismo año.

El morro poseía una punta de metal que se clavaba en el suelo, dejando el fuselaje verticalmente sobre el mismo, donde podía verse fácilmente.

Vickers tampoco estaba particularmente molesta por perder el proyecto, dado que habían ganado el contrato del bombardero.

[9]​ Los pagos finales por el desarrollo del guiado no se produjeron hasta septiembre de 1957.

[6]​ Para reducir costes, todo el fuselaje y la mayoría de las superficies fueron construidas en acero templado soldado.

Los bordes de ataque del plano de cola y del empenaje estaban muy aflechados, pero el ala era recta y estaba sujeta al fuselaje mediante pasadores para facilitar la construcción en el campo.

[6]​ Después del lanzamiento, el misil era invisible para los radares de guía situados a cierta distancia.

El vuelo inicial del piloto automático era asistido por una brújula magnética instalada en la punta del ala, para mantenerlo volando en un curso constante mientras continuaba ascendiendo a su altitud de crucero de 15 000 m (50 000 pies).

Los radares continuaban rastreando el misil a medida que caía hacia el horizonte del radar, enviando actualizaciones en todo momento.

Las especificaciones exigían una tasa de salva muy elevada, con 100 misiles en el aire atacando simultáneamente hasta cinco objetivos distintos.

Para resolver estos problemas contradictorios, el TRE propuso una versión altamente automatizada del Oboe que ponía la mayor parte de la lógica en tierra.

[6]​ En el Oboe, antes de la misión, el alcance al objetivo se medía desde una estación terrestre denominada "cat" (gato).

Normalmente, esto se lograba utilizando una escala fijada a la cara del osciloscopio, pero eso no era lo suficientemente preciso para el Oboe.

A medida que la aeronave continuaba volando hacia el objetivo, la serie de correcciones resultantes hacía que volara a lo largo de un arco circular con un radio igual al alcance entre la estación del "cat" y el objetivo.

Una segunda estación, "mouse" (ratón), producía una medición de alcance similar hasta el objetivo antes del vuelo.

El operador en la estación del "mouse" observaría cómo el avión volaba a lo largo de la trayectoria curva hasta que se acercaba al objetivo, y luego enviaría una señal al piloto para que lanzara en el momento adecuado.

El sistema TRAMP resolvió estos problemas con dos cambios en el concepto original del Oboe.

Finalmente, el misil llegaría a un punto donde las dos señales de error serían iguales.

[nota 6]​ El misil inicialmente sobrepasaría la línea y luego sería guiado en la otra dirección, pero después de un corto tiempo volaría en una trayectoria constante.

A medida que el misil se acercaba al objetivo, ambos alcances residuales (ahora iguales) disminuían.

Las señales seguirían siendo útiles como advertencia de que se estaba produciendo un ataque.

La otra era que el enemigo podría enviar pulsos falsos en la misma frecuencia y alterar así las mediciones.