[1] El dispositivo consiste en un raíl en la cubierta de vuelo, debajo del cual hay un gran pistón o lanzadera que está unido a lo largo del raíl al tren de aterrizaje del avión, o en algunos casos a un cable llamado brida de la catapulta y que está unido al avión y a la lanzadera de la catapulta.
Las bridas han dejado de usarse en los portaaviones estadounidenses desde el final de la Guerra Fría, y todos los portaaviones desmantelados desde entonces no llevaban este sistema.
Las nuevas tecnologías han permitido crear lanzaderas con pistón de vapor, más rápidas y seguras.
[2] En el momento del lanzamiento, una barra sostiene al avión en la misma posición mientras el sistema carga la presión de vapor, entonces rompe (o libera en antiguos modelos que usaban un broche que se abría), liberando al pistón que empuja al avión a lo largo de la cubierta a gran velocidad.
En unos dos a cuatro segundos la velocidad del avión dada por la catapulta es superior al viento aparente (la velocidad del barco más o menos el viento "natural") y es suficiente para permitir al avión volar, incluso si pierde el empuje de un motor.