Un tocado es una prenda que de forma total o parcial se usa para cubrir la cabeza,[1] y que en el tocado femenino incluye el peinado o adorno de los cabellos y el conjunto de elementos que lo componen.
El término puede aplicarse también a una variada tipología de prendas de la misma raíz (tocas, toquillas) y hacerse extensivo a sombreros, cofias, cascos, bonete, pañuelos, pañolones, pañoletas, cintas, encajes, etc.[2] La evolución del tocado femenino, entre los siglos XIII y XV en Europa, ofrece una rica y caprichosa variedad de modelos:[3] La Dama de Baza, la Dama oferente y la Dama de Elche muestran sorprendentes ejemplos del arte del tocado en la mujer ibera, grandes rodetes trenzados y mitras cónicas que complementaban con diadema y grandes pendientes.
[8] Precisamente serán las diademas y tiaras los tocados más frecuentes en la Hispania Romana, habida cuenta de la costumbre de la mujer romana -funcional como casi todo en ese Imperio- de llevar el pelo al descubierto y con sencillos peinados, salvo en las jóvenes.
Los guerreros antiguos usaban cascos, de cuero o metálicos, que además de proteger contra los golpes del rival tenían penachos llamativos para atemorizar al rival, del mismo modo que muchos animales erizan pelos o plumas.
En este sentido pueden tener su origen las coronas de reyes y nobles, o los voluminosos turbantes del Imperio otomano, que servían tanto para identificar la ocupación del portador, como para resaltar la importancia de su cargo o función en la sociedad.