A pesar de sólo contar con alrededor de 50 asientos y haber estado en funcionamiento apenas unos meses, tuvo una gran influencia en el desarrollo del teatro vanguardista mexicano por su carácter experimental.
[6][7] El lugar fue adaptado por el propio equipo, incluyendo un revestimiento de yute a las paredes, algunos muebles y el sillerío, con lo que se consiguió una capacidad para 50 personas.
[7] Las escenografías corrieron a cargo de los pintores Manuel Rodríguez Lozano, Roberto Montenegro y Julio Castellanos.
[8] Otros miembros destacados del Teatro de Ulises fueron Julio Jiménez Rueda, director y dramaturgo; Bernardo Ortiz de Montellano, dramaturgo; Isabela Corona y Clementina Otero, actrices.
Estas últimas, luego consumadas actrices, tuvieron su primera presentación histriónica en este proyecto, ya que, en el caso, de Isabela Corona, si bien contaba con experiencia teatral, solo había participado hasta ese momento como declamadora.