Tallán

Aunque debido al poco tiempo transcurrido entre la conquista quechua (c. 1470) y la llegada de los españoles (1532) no llegaron a ser quechuaisados completamente, lo que nos permite conocer con mucho detalle cual era su modo de vida.

Las poblaciones de Poechos, Chira y Tangarará habrían sido serranas, según se ve por propia declaración.

Estos grupos étnicos se habrían fusionado para dar origen a los Tallanes asentándose en la costa norte del Perú, conformando curacazgos como el caso de los Sechura, a quienes se les vincula como descendientes de los mochicas.

Es difícil etiquetar a los tallanes como una nación o un señorío pues, diversos autores proponen diferentes clasificaciones para su organización social.

Este largo abarcó desde el 100 a. C. hasta el 700 d. C. Las etnias se fueron desarrollando por separado, aunque convivieron como vecinos ayudándose entre sí por relaciones de diverso tipo: trueque, o de ayuda mutua.

Para Oswaldo Fernández (1989), Tallán fue un señorío que estuvo conformado por diversos grupos étnicos con dialectos y costumbres propias dedicadas a una actividad laboral especializada e integrada a una estructura jerárquica de poder.

No obstante, lograron resolver estas dificultades, conociendo las técnicas hidráulicas para dominar el desierto y la escasa tierra para cultivo, lo cual reeditaba un excedente de producción que se comercializaba con los pueblos vecinos.

El historiador Domínguez (2004) dice: En los valles, llegaron a utilizar instrumentos como la chahuana, lampa y huapalá que fueron herramientas elaboradas e ideadas por los tallanes de épocas más tempranas.

Los tallanes lograron aprovechar los recursos del mar y los ríos, como sus peces y otros productos marinos, que los procesaban deshidratándolos, preservando por mucho tiempo el pescado salado, producto muy importante que les permitió desarrollar la actividad del comercio con otras culturas.

En la pesca, llegaron a utilizar las redes y pequeñas balsas, que eran apropiadas para realizar esta actividad, además del intercambio de productos con otras regiones.

En el caso de los tallanes, también desempeñó un papel fundamental y logró desarrollar a que los tallanes contaran con auquénidos como la llama, animal propio de los Andes y una vez domesticado, brindó grandes satisfacciones a la población, proporcionando su capacidad de llevar una carga considerable y por largas distancias, también su carne se aprovechaba en la alimentación, principalmente en charqui, es decir carne deshidratada o carne seca.

Federico Kaufmann Doig (1987) destacó rasgos de la cultura Lambayeque vinculado con los moches en la cerámica tallana.

El investigador Domínguez Morante, establece tres características en la cerámica tallana: Un rasgo característico en esta cerámica como motivo zoomorfo escultórico es el perro viringo o «perro calato», representado en varias poses.

Cabello de Valboa agrega que «les gustaba matizar la ropa con colores vivos por ser más llamativos».

Según testimonios escritos sobre la lengua de los Tallanes, podemos diferenciar la autonomía que estos tuvieron, pues no adoptaron idiomas como el Muchick, y a pesar de la posterior conquista por los Incas, el quechua no llegó a sustituir su lengua natal.

En su segundo viaje de exploración, Almagro tomó dos jóvenes, Martinillo y Tomasillo, como intérpretes.

Dirá luego el cronista Cabello Valboa (1586) que «aprendieron muy bien la lengua castellana y servían de intérpretes en este viaje: por declaración de estos, iban entendiendo la majestad de la tierra, donde estaban: y comenzaron a hallar unas naciones, llamadas tallanas, que los recibieron pacíficamente: y les dieron lo necesario para su camino».

Calancha habla de otra lengua en Olmos, pero no menciona en ningún caso a los tallanes.

Esto llevó al error a muchos, como Carlos Robles Rázuri, Reynaldo Moya o Juan Albán Ramos, quienes pensaron que el sec era la lengua de todos los tallanes.

La que se hablaba en los valles de Piura y del Chira era la lengua tallana.

También rindieron culto y veneración a sus personajes mitológicos, como: Se dice también que adoraron al mar, al cual lo llamaban Ni y es posible que le hayan dedicado templos como el de Avic (sur de Sechura).

El Padre Calancha (1639) menciona dentro de sus costumbres, que «los Tallanes creían que cuando el fuego lanzaba chispas, era porque los muertos buscaban como comunicarse con ellos y estos para complacerlos, les arrojaban maíz y chica».

Toda esta religiosidad era conducida por los sacerdotes, que «vestían de blanco, eran diferentes a lo demás en u ropajes» y cumplían con una severa castidad aparte de que «no comían especias, sal y picantes».

Templo Narihualá.