El levantamiento fue liderado por el entonces guardiamarina Julio César Urien y tuvo como fin evidenciar que en las Fuerzas Armadas aún quedaban militares peronistas.
En 1955, fue derrocado el presidente constitucional Juan Domingo Perón, tomando el poder una dictadura que tuvo como fin desperonizar a la población.
En 1956, un levantamiento militar peronista, liderado por el general Juan José Valle, fue reprimido por medio de fusilamientos públicos y clandestinos.
Perón por su parte, en diálogo con el expresidente Arturo Frondizi y el líder de la Unión Cívica Radical del Pueblo Ricardo Balbín, impulsó una salida electoral civil, sin tutelaje militar.
Perón permanecería en Argentina casi un mes, en cuyo transcurso se concretó el histórico abrazo de reconciliación nacional con Balbín, acordó coincidencias programáticas con todas las fuerzas políticas, la CGT y la CGE, derrotando al Gran Acuerdo Nacional de Lanusse.
Salvo Urien, todo el resto está desarmado, porque el día anterior los jefes de la ESMA, alertados de la sublevación, habían detenido a dos complotados y retirado todas las armas y las habían depositado en el piso superior.
[1] Junto a Urien, formaron parte de la sublevación el teniente de navío Carlos Lebrón, los guardiamarinas Aníbal Acosta, Ricardo Luis Hirsch, Mario Actis y Mario Galli, el suboficial Eduardo Maunet , el cabo José Fernando Aredes y el cabo segundo Juan Domingo Tejerino, entre otros.