Una corriente eléctrica transmite su energía a un sistema mecánico que la convertirá en vibraciones de alta intensidad que generan ondas de ultrasonido.
Los ultrasonidos generan, a su vez, vibraciones en el material objetivo.
Si contiene líquidos, se generarán millones de burbujas microscópicas, las cuales sufren rapidísimos procesos de expansión y colapso que pueden transmitir su energía a otros materiales.
Este fenómeno se llama cavitación y puede ser incrementado añadiendo al medio pequeñísimas esferas de vidrio.
Otras aplicaciones típicas incluyen los procesos de mezcla, homogeneización, desintegración y sonoquímica.