Diferente a la mayoría de los alucinógenos, considerados mediadores con lo divino, el soma fue reconocido como un dios por sí mismo.
De acuerdo a los textos Vedas, su uso debía ser moderado ya que tenía propiedades enajenantes.
El dios, la bebida y la planta probablemente se refieren a la misma entidad.
Mientras que la mayor parte de las plantas alucinógenas fueron consideradas como simples mediadores con lo divino, el soma se reconoció como un dios por sí mismo.
Los seres humanos consumían soma probablemente con la idea de que les otorgaba cualidades divinas.
Posiblemente Sharyanavat era el nombre de un lago en cuyas orillas se podía encontrar soma.
Orestes), con tallos largos y color hari (amarillento, pardo o castaño claro).
Más tarde se perdió la conexión con los vendedores de soma, y los rituales hinduistas reflejan esto, en oraciones expiatorias donde se pide perdón a los dioses por tener que utilizar una planta sustituta —por ejemplo, el rubarbo y la gansha (‘marihuana’)— debido a que ya no era posible encontrar soma.
La luna creciente significa que el soma se está volviendo a crear, listo para dejarse beber otra vez.