Conversación de ascensor

[2]​ Este fenómeno fue estudiado inicialmente en 1923[3]​ por Bronisław Malinowski en su ensayo «El problema del significado en las lenguas primitivas»,[4]​ quien acuñó el término «comunicación fática» para describirlo.

[6]​ Cumple muchas funciones para ayudar a definir las relaciones entre amigos, compañeros o nuevos conocidos.

Algunos temas se consideran «seguros» en la mayoría de las circunstancias,[8]​ como el tiempo,[15]​ los deportes o la televisión, pero otros como la política no tanto.

Cuando un conocido casual pregunta «¿Qué tal?», es probable que la otra persona elija una respuesta simple y generalizada como «¡Bien, gracias!».

Klaus Schneider ha llevado a cabo un estudio sobre las conversaciones de este tipo en situaciones que implican el encuentro casual entre extraños.

Por ejemplo, abrir una conversación con «Qué buen día hace, ¿no te parece?» es una clara invitación a la aprobación.

Sugiere que la cortesía en una conversación de este tipo se maximiza dando una respuesta más sustancial.

Volviendo al ejemplo de «Qué buen día hace, ¿no te parece?», responder objetivamente con un simple «Sí» (o un «No») es menos cortés que decir «Sí, en esta época del año se está muy bien».

Se dice que los europeos del sur, por ejemplo, son muy buenos para transmitir poca información pero con muchas palabras en una conversación.

El tiempo es un tema común en regiones donde este tiene una gran variación y puede ser impredecible o en épocas en las que lo está siendo.

[20]​[21]​[22]​[23]​ En muchas culturas europeas es habitual hablar del tiempo, la política o economía, aunque en algunos países temas de finanzas personales, como el salario, se consideran tabú.

Tipo de conversación que surge de manera casual, sin ningún propósito concreto, pudiendo contribuir a establecer nuevas relaciones o debatir sobre temas aleatorios.