Se conocen como teorías de contenido y pretenden describir qué objetivos motivan a las personas normalmente o siempre.
En este ámbito, se ha prestado atención especial a los efectos de la motivación intrínseca y extrínseca.
Esto significa que la flexibilidad aún puede ser una marca suficiente pero no necesaria de motivación.
En cambio, pueden argumentar que ir a la endodoncia es deseado en algún sentido, aunque también hay un deseo muy vívido presente en contra de hacerlo.
[19][17] Otra distinción importante es entre deseos ocurrentes y parados (occurrent and standing desires).
Pero muchos de sus otros deseos, como vender su viejo coche o hablar con su jefe sobre una promoción, son meramente parados durante esta conversación.
[13] Se ha argumentado que esta distinción es importante para la diferencia entre la agencia humana y el comportamiento animal.
Según este punto de vista, los animales siguen automáticamente su deseo más fuerte, mientras que los agentes humanos actúan de acuerdo con su intención, que puede coincidir o no con su deseo más fuerte.
Las distintas escuelas de psicología tienen diversas teorías sobre cómo se origina la motivación y su efecto en la conducta.
Todas aportan, desde diferentes perspectivas, conceptos clarificadores que explican cómo se origina (Para obtener éxito, culminar una expectativa, satisfacer un deseo).
Produce una serie de efectos que son: aprenden conductas, procesos complejos efciaces, varios observadores, menor atención y facilita el aprendizaje.
Da lugar a prácticas educativas como el coaching(instrucción)modelado y role-playing.
El fenómeno de la motivación intrínseca fue reconocido por primera vez en estudios experimentales sobre la conducta animal.
En estos estudios, se hizo evidente que los animales manifestaban comportamientos impulsados por la curiosidad, en ausencia de recompensa.
[36] Las motivaciones extrínsecas más comunes son las recompensas (por ejemplo dinero o buenas notas) por demostrar el comportamiento deseado, y la amenaza de castigo tras una mala conducta.
En un estudio, a unos niños se les amenazó levemente en contra de que jugaran con un determinado juguete.
Así, podemos hablar de motivación externa (en la cual influyen los factores externos, sin que el individuo tenga control sobre ellos), introyectada (en la cual la retribución comienza a ser interna), regulada por identificación (el individuo continúa trabajando por motivos externos, pero con más autonomía) y por integración (en la cual la motivación es semejante a la intrínseca, sin embargo, no se lleva a cabo por la simple satisfacción de realizarla, como ocurre con la anterior).
Sin embargo, en el caso de la motivación negativa, lo único que se busca es esquivar una consecuencia desagradable.
[45] Sin embargo, con la motivación Push también es fácil desanimarse cuando se presentan obstáculos en el camino.
Es muy eficaz para bloquear comportamientos que preceden al impedir la recompensa mediante la pérdida de su valor.
El refuerzo intermitente también puede hacer que sea más difícil modificar un comportamiento después.
Conforme el tiempo pasa, la fuerza de los impulsos aumentan si no están satisfechos (en este caso comiendo).
[54] Sin embargo, existen varios problemas que deja la validez de esta teoría abierta al debate.
Sugerida por Leon Festinger, la disonancia cognitiva se produce cuando un individuo experimenta algún grado de incomodidad que resulta de una inconsistencia entre dos cogniciones: su percepción sobre el mundo que le rodea, y sus propios sentimientos y acciones personales.
La diferencia entre sus sentimientos y creencias causa disonancia, por lo que tratan de tranquilizarse a sí mismo.
En otras palabras, trata de identificar cuáles son nuestras “necesidades” y cómo se relacionan con la motivación para satisfacerlas.
Pero estos estados y su contenido no se consideran razones motivacionales en tales casos.
[15] Tomado en el sentido más amplio, hay formas de motivación que no implican razones motivacionales.
Un personal altamente motivado le aporta ideas creativas e innovadoras a la compañía que quizás podrán generarle éxito al grupo de trabajo en la organización.
Documentadas por primera vez por E. Duffy en 1930, se definen las variables motivacionales como la dual índole energética y direccional con frecuencia unidas en una sola.