En los sistemas de marcas radiales, los rayos que convergen hacia el punto de impacto son notablemente rectilíneos, pueden extenderse en longitudes de hasta varias veces el diámetro del cráter originario, y a menudo están acompañados por pequeños cráteres secundarios formados por los fragmentos más grandes desprendidos en la colisión.
Originalmente se pensó que sólo podían existir en los planetas o las lunas carentes de atmósfera, pero recientemente también han sido hallados sobre Marte gracias a las imágenes infrarrojas tomadas en órbita por la cámara térmica del Mars Odyssey.
Estos rayos normalmente se pueden observar con luz visible, aunque en algunos casos es necesario emplear longitudes de onda infrarrojas.
Las marcas radiales térmicas situadas sobre la superficie de Marte se detectan con especial claridad por la noche, cuando las pendientes y las sombras no influyen en la energía infrarroja emitida por la superficie del planeta.
Entre los cráteres lunares situados en la cara visible con sistemas de rayos pronunciados figuran Aristarco, Copérnico, Kepler, Proclus, Dionysius, Censorinus, Glushko, y Tycho.