Su cordal tiene una longitud de 24 kilómetros y sigue una dirección ONO-ESE, desde el pico Tres Mares hasta Hoyos.
Su máxima elevación se encuentra en el pico Cuchillón, Canchal de la Muela, o Peña del Pando, aunque su altitud exacta difiere según autores: 2174 m s. n. m. según la cartografía del Instituto Geográfico Nacional de España, o 2222 m según Hernández-Pacheco[2] y otras publicaciones del mismo Instituto Geográfico Nacional.
Ya en el siglo ix, la Crónica albeldense se refiere a estas montañas como «monte Iggero».
[7] Pero la escasa penetración musulmana en estos valles hace poco probable esta explicación.
Otra posibilidad señala a la palabra guijar, o lugar donde abundan los guijos o "piedras afiladas", del latín petra aquilea, piedra aguda, derivado de aculĕus, aguijón.
Existen además otros topónimos en la zona que parecen confirmar esta opción, como el Cueto Hiján, pico de aspecto afilado, o el cueto de la Aijada (una aijada es una vara de avellano, muy abundante en esta sierra, con la punta terminada en un aguijón con la que se conduce a las vacas).
Dicha serrata se extiende hacia el O desde este mismo collado.
[17] En la vertiente meridional se encuentra una importante cuenca sedimentaria con yacimientos carboníferos que han sido objeto de explotación hasta el año 2005.
Bucer y Vitor son dos pequeños circos, los últimos de la Sierra hacia el E, perfectamente identificables desde los pueblos que baña el río Híjar, mientras que las cuencas Peñalrostro, Hoyo Sacro y Pidruecos quedan al O, ocultas de la parte baja del valle por la loma central de El Brañizo-Juan Fría-Peña Aguda.
[23][24] Esta sierra marca la zona de transición entre las regiones biogeográficas mediterránea y eurosiberiana.
En esta zona las precipitaciones son frecuentes y la influencia oceánica mitiga los contrastes de temperatura estacional extremos.
Los robles y las hayas han sido muy abundantes particularmente en la vertiente norte, en la que se formaron grandes manchas forestales desde el pie de monte hasta superar los 1500 m s. n. m. Sin embargo, la deforestación destinada a la obtención de prados de diente y siega ha reducido considerablemente estos bosques, principalmente en las llanadas del valle del Híjar.
Los temporales de nieve más fuertes se producen entre febrero y marzo.
A continuación se presenta una relación no exhaustiva de algunas de las especies animales y vegetales que habitan estos montes: La vegetación corresponde en su mayor parte a la propia del piso montano cántabro (800-1900 m s. n. m.), en zona de transición entre el clima oceánico (bosque eurosiberiano) y el continental.
Los canchales y terrenos sueltos son frecuentes especialmente en el sector central de la sierra, donde las especies semileñosas acidófilas y psicroxerófilas adquieren una importancia fundamental en el asentamiento de la cubierta vegetal.
Se trata de especies perennes débilmente radicadas que necesitan la exposición solar directa y toleran el encharcamiento.
El lobo ibérico, abundante en esta sierra hasta la mitad del siglo xxi, tiene una población flotante escasísima debido a la persecución implacable de los ganaderos.
A pesar de ello, el más importante de los depredadores ibéricos está catalogado por la administración española como especie cinegética -que puede ser cazada mediante autorización- al norte del Duero.
Son abundantes los corzos, y la población de rebeco cantábrico (Rupicapra pyrenaica parva), reintroducido en la última década del siglo xx parece estabilizada.
[49] Los ciervos (Cervus elaphus) son ahora muy abundantes, aunque eran prácticamente inexistentes a principio del siglo xx.
Se han llevado a cabo varios intentos de recuperación, pero ninguno con éxito.
Además, el continuo paso de maquinaria, esquiadores y excursionistas, agrava esta situación.
A todo lo anterior hay que añadir el impacto estético en zonas de gran valor paisajístico.
[57][58] Los primeros pobladores de la zona debieron ser grupos nómadas que seguían a los grandes herbívoros.
Quizá fuesen los vellicos, como mantiene el profesor José María Solana Sáinz[62] quienes — en opinión del citado, quien rechaza la existencia de una ciudad llamada Vellica por considerar a esta voz como un etnónimo) — tendrían un importante castro en esta sierra llamado Bergida.
Este castro, por su posición estratégica, ha sido utilizado como baluarte hasta la misma guerra civil española, aunque debió ser en torno al siglo x cuando tuvo mayor importancia, como defensa de las incursiones musulmanas.
[65] La villa romana excavada en Camesa Rebolledo, bien pudiera ser una mansio de esta calzada.
[71] Mucho más tarde, y durante la Guerra Civil, en la sierra de Híjar se estableció el frente denominado sector alpino, fortificado con pequeños baluartes, casamatas y trincheras por el ejército republicano.
Los pastos han sido aprovechados mayoritariamente por ganado vacuno y caballar, sujeto a una trashumancia parcial.
[77] Desde mediados del siglo xx la industria turística y hotelera se ha desarrollado notablemente, con una considerable red de albergues rurales de las poblaciones serranas, y una estación invernal llamada Alto Campoo.