A esta se la llamaba también Deífoba, palabra que significa deidad o forma de dios.
[2][1] En otra ocasión la sibila se presentó ante el rey romano Tarquinio el Soberbio como una mujer muy anciana y le ofreció nueve libros proféticos a un precio extremadamente alto.
Tarquino se negó pensando en conseguirlos más baratos y entonces la sibila destruyó tres de los libros.
Estos tres libros fueron guardados en el templo de Júpiter y eran consultados en situaciones muy especiales.
Estos libros ejercieron gran influencia en la religión romana hasta el reinado de Augusto.