Segundo proceso de vacancia presidencial contra Martín Vizcarra

Tras oír al presidente Vizcarra, el Congreso debatió y aprobó la vacancia por incapacidad moral por 105 votos a favor.

Tiene preferencia en el Orden del Día y es vista antes que cualquier otra moción pendiente en la agenda.

Recibido el pedido, copia del mismo se remite, a la mayor brevedad, al Presidente de la República.

Si fuera necesario se cita, para este efecto, a una sesión especial.

Cabe señalar que, si bien la Constitución es clara al señalar la «permanente incapacidad moral o física» como causal de vacancia presidencial, por otro lado la propia Constitución señala también en su artículo 117.º que el Presidente de la República solo puede ser acusado, durante su período, por traición a la patria; por impedir las elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales o municipales; por disolver el Congreso, salvo en los casos previstos en el artículo 134 de la Constitución, y por impedir su reunión o funcionamiento, o los del Jurado Nacional de Elecciones y otros organismos del sistema electoral.

[20]​ El presidente del Congreso Manuel Merino descartó cualquier idea de conspiración y subrayó que «las conversaciones u opiniones del señor Humala son totalmente ajenas a esta Presidencia».

En este momento, faltando cinco meses para las elecciones» lo cual fue muy controvertido pues el artículo 169 de la Constitución Política del Perú manifiesta que las Fuerzas Armadas y Policía Nacional no son deliberantes y se encuentran subordinadas al poder constitucional.

[23]​ Martos afirmó que el Ejecutivo no aceptaría una decisión del Congreso sobre la vacancia presidencial.

En su discurso, Vizcarra afirmó que 68 congresistas tienen procesos abiertos y preguntó si dejarían sus cargos por ello.

[26]​ Dicho argumento generó pífias y carpetazos por parte de los parlamentarios presentes en el hemiciclo del Congreso.

Finalmente a las 7:30 PM del mismo día se aprobó la moción de vacancia contra Vizcarra contra todo pronóstico ya que la mayoría de los analistas y constitucionalistas consideraban que los votos para vacar a Vizcarra no serían suficientes para sacarlo del cargo.