Ese año, por orden verbal del gobernador Juan Manuel de Rosas el Adolfo pasó a denominarse Santa Clara y fue destinado a reforzar la escuadrilla del río Paraná en previsión de un probable ataque paraguayo que finalmente no se produjo.
En el mes de agosto regresó a sus funciones habituales en el Río de la Plata hasta 1851, cuando al mando del teniente José Baltierra pasó a reparaciones, siendo luego nuevamente destinado a tareas de vigilancia en el Río de la Plata con apostadero en el Riachuelo y al mando del teniente 1° Manuel Antonio Gómez.
En diciembre de 1851 varó en San Fernando (Buenos Aires) sufriendo un rumbo en el casco que lo obligó a pasar a reparaciones por lo que se encontraba aún en situación de desarme al producirse la batalla de Caseros.
En marzo de 1852 al mando del teniente 1° Bartolomé Cordero volvió al servicio activo y ya impuestas las nuevas autoridades, viajó a Uruguay para repatriar emigrados unitarios hasta el mes de junio, cuando volvió a operar como guardacostas.
Al iniciarse la guerra entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires, fue puesto al mando sucesivo del subteniente Mariano Cordero, del teniente Fernando Pastor y finalmente del sargento mayor Francisco José Seguí.