San Buenaventura es una obra realizada por Juan de Acosta Losada hacia 1631.
La identificación de este espacio como una capilla dedicada a San Buenaventura y a Santa Clara queda confirmada en el testamento otorgado en 1668 por Magdalena Losada, esposa de Juan Francisco de Ocampo, quien dispuso ser enterrada «en una sepultura junto a la pila del agua bendita que entra para la sacristia donde esta el altar de S. Buenaventura a donde esta sepultado Julian Garcia Tubero, mi primer marido».
La imagen, de bulto redondo y con unas medidas de 87 × 23 × 34 cm,[2]: 373 representa al santo en un claro contrapposto al tener la pierna izquierda adelantada y flexionada, acentuado a su vez por una leve inclinación del cuerpo.
El rostro posee unas facciones marcadas, destacando una prominente nariz y unos labios muy perfilados, si bien lo más llamativo es la indumentaria, compuesta por un sombrero de ala ancha con cordón anudado a la altura del pecho, una túnica marrón oscuro y un manto el cual se abre artísticamente gracias a la posición del brazo izquierdo, recogiéndose en el brazo derecho y creando con ello una cascada de pliegues en diagonal, los cuales confluyen hasta llegar al pie izquierdo; este esquema de drapeados es muy abundante en las imágenes inmaculistas de Juan Martínez Montañés, por lo que es posible que Acosta se viese influenciado por el maestro jienense.
En lo tocante a la policromía, destaca por encima de todo la tonalidad bermellón del manto, el cual se halla cubierto por un bello y delicado estampado vegetal realzado gracias a una prominente cenefa dorada.
Además del tronco, la talla carece de otros dos elementos iconográficos propios del santo: un pelícano abriéndose el pecho para alimentar a sus crías y un crucifijo, esto último en referencia al tratado Lignum vitae, obra redactada durante su periodo de generalato.