El retablo del Santo Cristo de la Esperanza es una obra anónima realizada entre 1770 y 1771.[1]: 116 Teniendo en cuenta estas cantidades, el coste del retablo podría situarse en 10 261 reales y 36 maravedís.Más dio para pintar el altar del Santísimo Cristo, y sacras seis mil trescientos y veinte reales», no siendo esta la policromía hoy conservada ya que el retablo fue nuevamente policromado en 1899 por orden de Carrascosa, quedando oculto el tono claro que tenía entonces (es aproximadamente desde mediados del siglo xviii cuando empiezan a pintarse los retablos con tonos blancos, azules y dorados acordes con los gustos rococós).[nota 3] En 1883 se procedió a la redacción de un proyecto firmado por el coronel, comandante y capitán Gerardo Dorado y Gómez destinado a restaurar el cuartel, procediéndose a elaborar hacia 1905 un memorándum firmado por el comandante Bonifacio Menéndez Conde en el cual se detallan las obras necesarias para la reparación de las instalaciones, efectuadas con el fin de poder albergar un batallón de infantería que se instaló en el cuartel ese mismo año.Tanto la mesa de altar como un «zócalo» de idéntica altura «sobre el cual gravitaba todo el retablo» estaban realizados en piedra, mientras que sobre el altar destacaba un templete el cual terminó convirtiéndose en expositor tras la reubicación del retablo, siendo colocado sobre la escalinata y emplazándose en la zona central el sagrario, el cual fue situado en medio de los dos primeros peldaños (en el registro consta la existencia de una imagen del Niño Jesús coronándolo, si bien dicha pieza ya estaba ausente al momento del traslado).Respecto a la fase de policromado, la cual abarcó partes como la «mesa, templete, antepecho, puertas y cancel» (estos dos últimos elementos integrados probablemente en el cierre del desaparecido presbiterio), concluyó entre los meses de junio y noviembre de 1899, siendo en este último mes cuando Picouto terminó «los jarrones y tornavoz del púlpito», esta última pieza hoy perdida.Desde entonces el retablo permaneció inalterado hasta que el altar mayor fue reubicado en la década de 1960 con motivo de las innovaciones introducidas por el Concilio Vaticano II, afectando la principal modificación al primer cuerpo, concretamente a la sección central, donde se ha perdido por completo cualquier vestigio de la escalinata así como del templete y el sagrario.En aquel entonces se incorporó a la hornacina central un dosel elaborado en terciopelo así como cinco faroles, mientras que entre los años 1969 y 1986 se instaló un piso de mármol verde, una sede y asientos a los lados en granito también verde en la zona del presbiterio, afectando esta obra a la hornacina que cobija el sagrario, al que se antepuso la sede pétrea levemente más baja (también se llevó a cabo una limpieza tanto en el retablo como en sus tallas, sobre todo en la imagen titular).Las calles de los extremos albergan vistosas ménsulas con falsa predela y nichos en los dos cuerpos superiores en arco escarzano, estando el eje central compuesto por grandes hornacinas (rectangular la inferior y conopial la superior) en las cuales se cobijan el sagrario entre pilastras y la imagen del Santo Cristo de la Esperanza entre pilares corintios, teniendo una altura pronunciada la cual desplaza los entablamentos.En el segundo cuerpo, en cuyo centro destaca un pequeño arco de medio punto, los laterales se hallan ceñidos por tortuosas pulseras mientras que el ático, compuesto por tres remates con perfil triangular irregular cubiertos de motivos en rocalla e independientes en cada calle, se sobrepone a un entablamento fuertemente quebrado.Estos últimos adornos, superpuestos a los primeros, están resaltados con un intenso dorado el cual se halla presente también en casi todas las molduras, si bien tanto el diseño como las dimensiones son fruto de las transformaciones experimentadas con motivo de su traslado.Pese a que la talla del crucificado está considerada como la única imagen original del retablo,[1]: 120 resulta sin embargo altamente probable que las tallas de San Luis y San Francisco de Asís formasen parte también del retablo inicialmente debido a que ambos son santos pertenecientes a la orden franciscana, mientras que el resto (dos imágenes jesuitas y la figura de Santa Eufemia) fueron añadidas una vez trasladada la pieza.[1]: 121 El retablo del Santo Cristo de la Esperanza destaca por las transformaciones sufridas a nivel estructural y cromático además de ser una pieza que aumentó en gran medida su valor al pasar de ser un retablo en un crucero a un retablo mayor, sobre todo teniendo en cuenta que pudo haber desaparecido tras la desamortización, acontecimiento que causó un gran perjuicio en el convento franciscano.
Retrato de Pascual Carrascosa, por José María Mendiguchía.
Dolorosa
(anónimo, fecha desconocida). Iglesia de San Francisco de Orense. Esta imagen podría corresponderse con la
Dolorosa
que ocupaba la zona central del segundo cuerpo.